Los pescadores españoles de Galicia denuncian un colapso “catastrófico” en el número de mariscos, con algunas poblaciones cayendo hasta un 90% en el espacio de unos pocos años.
Galicia es la principal fuente de marisco de Europa y, después de China, el mayor productor mundial de mejillones, que se cultivan en sus rías.
Pero las cifras publicadas por un sitio web de pesca este mes revelan un alarmante descenso de las capturas de berberechos y almejas, que se recogen a mano durante la marea baja, así como de los mejillones, que se cultivan con cuerdas colgadas de balsas de madera conocidas como bateas.
En 2023 la cosecha de berberechos cayó un 80% en comparación con el año anterior, mientras que algunas variedades de almejas cayeron un 78%.
La producción de mejillones el año pasado fue la más baja en un cuarto de siglo, cayendo de 250.000 toneladas en 2021 a 178.000 el año pasado.
María del Carmen Besada Meis, responsable de la cofradía de pescadores de San Martiño, en la Ría de Arousa, una de las principales fuentes de marisco de la región, cree que el cambio climático es el culpable, en parte gracias a las lluvias torrenciales de los últimos años que han reducido la salinidad de las rías. En los dos últimos años las precipitaciones han sido muy superiores a la media.
“Pero no tenemos suficientes pruebas concretas y lo que nos gustaría es que alguien viniera y hiciera una investigación adecuada para que sepamos qué hay detrás de esto y qué podemos hacer al respecto”, afirma.
“Somos marisqueros y no sabemos cuál es la solución, por eso necesitamos que los científicos nos ayuden con esto”, dice Besada Meis. “El gobierno necesita poner algo de dinero sobre la mesa para esta investigación”.
Pero el otro factor detrás del desplome de las existencias es la contaminación, según Marta Martín-Borregón, responsable de océanos de Greenpeace España , quien califica las últimas cifras de “catastróficas”.
“La principal causa es la contaminación procedente de los residuos vertidos al estuario, procedentes de la agricultura y de fábricas, como las conserveras de pescado”, afirma.
También hay planes para reabrir la cercana mina de cobre de Touro-Pino, lo que potencialmente creará más residuos, mientras que hay una oposición generalizada a una propuesta para construir una enorme planta de celulosa en la región que, según Greenpeace, consumiría 46.000 metros cúbicos de agua al día, el equivalente a toda la provincia circundante de Lugo.
La empresa gallega de aguas asegura que al año se vierten residuos al mar más de 2.000 veces, de los que un 10% supera los límites legales de toxicidad.
Si bien Martín-Borregón dice que es urgente limpiar las rías, coincide en que el factor clave es el cambio climático.
“Las aguas de las rías normalmente son frías y las corrientes aportan muchos nutrientes. Con el calentamiento de los mares hay especies de mariscos que no pueden prosperar en aguas cálidas”, afirma. “Esto es especialmente así con los mejillones y, a medida que aumentan las temperaturas, la industria del marisco se acerca al colapso”.
Otro factor que reduce la salinidad, además de las fuertes lluvias, es cuando se abren los diques durante la marea baja, inundando las rías con agua dulce, provocando una mortalidad masiva entre los bivalvos, en particular los berberechos.
Las aguas más cálidas también atraen especies invasoras, en particular el cangrejo azul, nativo del Atlántico occidental y del Golfo de México, que es un consumidor voraz de especies locales como los cangrejos araña y los cangrejos de terciopelo, ambos de alto valor de mercado.
El único rayo de luz es que la producción de ostras ha aumentado ligeramente, pero por lo demás el panorama es sombrío.
“Así no podemos vivir”, dice Besada Meis. “Seguimos trabajando, pero vivimos de la seguridad social”.