El lunes, 55 cabras y ovejas y tres vacas fueron sacrificadas como medida de precaución en una granja de Schöneiche, en el estado federado de Brandeburgo, días después de que se confirmara un brote de fiebre aftosa.
La granja afectada había comprado heno unos días antes a una granja de búfalos de Hönow, donde se había detectado y confirmado la enfermedad por primera vez. Para evitar una mayor propagación de la enfermedad, se prohibió inmediatamente el transporte de vacas, cerdos, ovejas, cabras y otros animales durante 72 horas.
Las investigaciones realizadas desde entonces han demostrado que la enfermedad no se ha propagado más en Brandeburgo y que está contenida en las dos granjas de Schöneiche y Hönow. “Las muestras que se están analizando actualmente no han dado ningún otro resultado positivo”, afirma Hanka Mittelstädt, ministra de Agricultura de Brandeburgo.
“Está por ver si se extenderán estas 72 horas o se tomarán otras medidas”, añadió.
Los legisladores federales de Alemania también se vieron obligados a responder a este asunto. El Ministro Federal de Agricultura, Cem Özdemir, señaló que es demasiado pronto para decir si la enfermedad está totalmente contenida y agregó que se están realizando pruebas rigurosas para garantizar su contención.
“En este momento no podemos decir si se limitará a una sola explotación o si afectará a otras explotaciones. Por supuesto, esperamos, junto con nuestros ganaderos y la industria exportadora afectada, que se trate de una zona limitada”, afirma Özdemir.
El brote, el primero desde 1988, seguramente tendrá consecuencias drásticas. Las exportaciones alemanas de productos animales facturan aproximadamente 10.000 millones de euros anuales y su mayor cliente es el Reino Unido.
La pérdida del estatus de Berlín libre de fiebre aftosa significa que los certificados veterinarios para exportaciones fuera de la Unión Europea ya no son posibles.
Özdemir afirma que el brote probablemente también afectará las exportaciones de leche y productos lácteos, productos cárnicos, pieles y productos sanguíneos. Özdemir dice que el ministerio “asumió que terceros países impondrían inmediatamente prohibiciones a esos productos procedentes de Alemania”, lo que limitaría aún más sus posibilidades de suministro.
El Ministro Federal de Agricultura destacó que el objetivo inmediato es contener la enfermedad.
La fiebre aftosa provoca fiebre y ampollas en la boca en animales de pezuña hendida, como vacas, cerdos, ovejas y cabras. Hace algunas décadas, el brote arrasó en la mayor parte del mundo y fue necesario realizar importantes campañas de sacrificio para erradicarlo.
La enfermedad, aunque altamente infecciosa, no representa ninguna amenaza para los humanos, ni por contacto ni por consumo de carne o leche de un animal infectado.
La enfermedad se presenta regularmente en Oriente Medio y África, además de algunos países asiáticos y sudamericanos.
Hasta 1991-1992, la fiebre aftosa se controlaba en Europa mediante programas sistemáticos de vacunación de toda la población bovina del continente. Poco después, cuando Europa estuvo oficialmente libre de la enfermedad durante varios años, se interrumpieron las vacunas y desde entonces los casos se han mantenido en niveles muy bajos.