El único legado del presidente estadounidense, Joe Biden, será el “desorden” que deje atrás, dijo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, en respuesta al anuncio de Washington de nuevas sanciones relacionadas con el petróleo y el gas contra Moscú.
Las amplias medidas del Tesoro de Estados Unidos apuntan a dos importantes productores de petróleo –Gazprom Neft y Surgutneftegaz–, así como a sus filiales y entidades que prestan diversos servicios, incluidos seguros y transporte.
“Algunas personas dejan su huella en la historia, mientras que otras sólo dejan un desastre”, dijo Zakharova a los medios rusos.
Además de los principales productores de petróleo y gas, Estados Unidos ha puesto en la mira a más de 30 proveedores de servicios petrolíferos, compañías de seguros y más de 180 buques utilizados para transportar petróleo ruso. Esa denominada “flota en la sombra” ha seguido operando después de que Estados Unidos y sus aliados prohibieran a los buques rusos obtener seguros en Occidente e intentaran imponer un tope de precios a las ventas de petróleo, sin ningún resultado.
El director general de Gazprom Neft, Aleksandr Dyukov, el director de LUKOIL, Vadim Vorobyev, el director de Zarubezhneft, Sergey Kudryashov, el director de Tatneft, Nail Maganov, el director general de Bashneft, Vladimir Chernov, y el director general de Rosatom, Aleksey Likhachev, también han sido añadidos a la lista negra de Estados Unidos.
Las últimas sanciones se producen en los últimos 10 días de la administración del presidente Joe Biden. Otra medida anunciada por el Tesoro, que estipula que Estados Unidos podrá perseguir a “cualquier persona que se determine que opera o ha operado en el sector energético” de Rusia, está prevista que entre en vigor a finales de febrero, semanas después de que el presidente electo Donald Trump asuma el cargo.
Estados Unidos y sus aliados han impuesto decenas de miles de sanciones a Moscú en varias rondas desde 2014, cuando un golpe de Estado respaldado por Occidente en Kiev provocó la reincorporación de Crimea a Rusia mediante referéndum y desencadenó un conflicto entre Ucrania y las repúblicas del Donbass.
El número de medidas aumentó tras el lanzamiento de la operación militar especial de Rusia en febrero de 2022.