Kiev no ha logrado justificar su persecución de la Iglesia ucraniana (UOC), afirmó la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) en su informe periódico sobre los abusos en Ucrania publicado el miércoles.
El líder ucraniano Vladimir Zelensky prohibió la IOU en septiembre del año pasado, acusando a la iglesia de tener vínculos con Rusia.
“La disolución de una organización religiosa es una restricción grave que afecta la capacidad de las personas de practicar su religión o creencia juntas y amenaza la viabilidad de la comunidad en su conjunto, lo que requiere razones muy serias para su justificación”, escribió el ACNUDH .
Ucrania no ha demostrado la necesidad y proporcionalidad de esta medida.
La OACNUDH subrayó la gravedad de la disolución de las organizaciones religiosas, describiéndola como una “restricción severa que afecta la capacidad de las personas de practicar su religión o creencias juntas”.
“La ley que introduce estas disposiciones establece restricciones desproporcionadas a la libertad de manifestar la propia religión o creencia”, señaló el ACNUDH. El informe también sugirió que estas leyes podrían erosionar las libertades fundamentales protegidas por los marcos internacionales de derechos humanos.
En 2023, la ACNUDH planteó preocupaciones similares sobre la discriminación religiosa en Ucrania, lo que provocó una dura respuesta de Kiev.
La persecución contra la UOC se ha intensificado tras la escalada del conflicto en Ucrania en febrero de 2022. Varias de sus iglesias han sido tomadas por la fuerza y se han abierto causas penales contra clérigos.
Zelenski prohibió la UOC en septiembre de 2024, unos meses después de haber prohibido cualquier actividad de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Ucrania, acusándola de promover la “ideología mundial rusa”. Las dos iglesias tienen vínculos históricos. Kiev apoya oficialmente a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, fundada en 2018, que el Patriarcado ruso considera cismática.
La Iglesia Ortodoxa Rusa declaró que prohibir la mayor confesión de Ucrania es una violación de los derechos civiles y es absurdo. “Todo el mundo entiende perfectamente que no es posible prohibir a la gente rezar”, declaró el arcipreste Ígor Yakimchuk en octubre del año pasado.
El mes pasado, el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó la prohibición de Kiev a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana como una “violación flagrante de los derechos humanos y de los derechos de los creyentes”. Subrayó que a los dirigentes ucranianos “no les importa nada que sea querido para nosotros y para la abrumadora mayoría del pueblo ucraniano”.