Wednesday, January 1, 2025
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La guerra en Ucrania y la ofensiva israelí contra Gaza entran en un año clave con la mirada puesta en la llegada de Trump

El año 2024 ha concluido dejando atrás un mundo con más conflictos armados de los que empezó. El gasto militar se encuentra en su techo máximo y el inventario de armas nucleares también ha aumentado.

Y dentro de toda este contexto belicista mundial son dos los conflictos que por sus implicaciones geopolíticas y humanitarias siguen un año más marcando la agenda mundial: la operación rusa de Ucrania y la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza.

Ucranianos y palestinos miran al futuro inmediato con inquietud. Sobre todo tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca este 20 de enero. Nadie descarta que este cambio en el Despacho Oval podría significar el final de los conflictos. La pregunta es a qué precio.

La guerra de Ucrania sigue internacionalizándose

La operación rusa de Ucrania que comenzó en febrero de 2022 ha vivido un año de cambios en la iniciativa bélica. En agosto Ucrania pasó al ataque y comenzó a ocupar terreno ruso en varios lugares, aunque especialmente en la región de Kursk. Aquella decisión fue vendida para demostrar a Moscú su debilidad, ganar peso de cara a una futura negociación de alto el fuego y, sobre todo, que las tropas rusas que estaban centradas en el Donbás tuvieran que ir al rescate. No obstante, aunque al principio el avance fue rápido, Rusia se ha recompuesto. Eso sí, no sin ayuda.

La internalización del conflicto ha sido más palpable que nunca con la llegada de norcoreanos para ayudar al Ejército ruso en Kursk, lo que le ha permitido mantener la iniciativa en todo el frente de guerra y con avances sustanciales en la región de Donetsk, al este del país. En el sur, en Jersón y Zaporiyia, apenas han variado, en el Donbás la cosa ha cambiado. Después de un 2023 de malas noticias en el frente, el Ejército ruso avanza ahora a buen ritmo.

En el ámbito militar Moscú busca en el Donbás hacerse con los principales centros de operaciones del Ejército ucraniano: Kramatorsk y Sloviansk. Según el estadounidense Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), en las últimas semanas los soldados rusos han conquistado más territorio del Donbás que en todo 2023.

EEUU y el Reino Unido han reaccionado a esta escalada por parte de Moscú permitiendo a Kiev golpear objetivos militares situados en territorio ruso con los misiles balísticos, algo que se había considerado un tabú hasta entonces. En el mes de noviembre, Ucrania atacó por primera vez territorio ruso con misiles ATACMS estadounidenses y Storm Shadow británicos blancos de las Fuerzas Armadas rusas en Kursk y en la vecina región de Briansk. Moscú respondió con el lanzamiento contra una fábrica ucraniana de armamento en la ciudad de Dnipró de un nuevo misil balístico hipersónico de alcance intermedio llamado Oréshnik, que es capaz de portar ojivas nucleares.

Rusia continúa con los ataques masivos a la instalación eléctrica ucraniana y el objetivo sobre el terreno del Kremlin sería conquistar el mayor territorio posible antes de la investidura el 20 de enero de Trump. Durante su discurso como ganador de las elecciones ya prometió “detener las guerras” y durante campaña llegó a decir que lo haría en cuestión de días cortando el grifo a Kiev y buscando un acuerdo con Vladimir Putin.

Los acercamientos han sido notables en las últimas semanas y este mismo 22 de diciembre el magnate aseguró que el presidente ruso le había pedido reunirse con él y Putin aseguró durante la tradicional rueda de prensa de repaso anual que “estaría dispuesto a sentarse”, aunque aún no sabe cuándo se produciría la eventual reunión.

El nombramiento de Trump de Marco Rubio como secretario de estado (equivalente a ministro de Exteriores) apunta a la negociación. Rubio votó contra del paquete de ayuda militar a Ucrania y ha acusado al Gobierno saliente de estar “financiando una guerra estancada”. Además, opina como el presidente electo que los aliados europeos deben incrementar el gasto en Defensa para permanecer en la OTAN.

Lo que está por ver es que le piden a Ucrania que ceda. Rusia reitera que quiere quedarse con los territorios ocupados y la desmilitarización de Ucrania, algop que Kiev se niega rotundamente. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha coincidido en los últimos meses en varias ocasiones con el magnate y ambos aseguran que hay buena sintonía. El mandatario ucraniano insiste en que se siga dando apoyo militar y económico tanto de la Unión Europea como de EEUU. No obstante, ha reconocido que es “muy difícil” que se sostenga el respaldo a Kiev si Estados Unidos se descuelga. Las primera decisiones de Trump a final de enero o febrero, coincidiendo con el tercer aniversario, despejará las dudas sobre el futuro inmediato de Ucrania.

La ofensiva israelí en Gaza se acerca a 50.000 muertos

Más de un año después del inicio de la ofensiva israelí sobre Gaza, como respuesta al atentado de Hamás en Israel que dejó más de 1.200 muertos y 250 secuestrados, la situación en la Franja no para de empeorar. Además, en este año la guerra se extendió al Líbano con bombardeos y la invasión israelí del sur libanés que dejó miles de muertos y más de un millón de desplazados. Aunque finalmente se llegó a un acuerdo de alto el fuego entre Hezbolá y el Estado hebreo (auspiciado por Estados Unidos y Francia), todavía no se ha producido la salida completa de las tropas israelíes del Líbano y los ataques esporádicos hacen que la paz temporal penda de un hilo.

En Gaza, cerca del 90% de los más de dos millones de habitantes siguen forzosamente desplazados y malviviendo en tiendas de nailon, en gran parte debido a las restricciones israelíes. El 87 % de las viviendas han sido destruidas y más de 45.000 gazatíes han muerto, buena parte de ellos niños, según el Ministerio de Sanidad de Gaza controlado por Hamás y como han ratificado organizaciones de Naciones Unidas. Israel no solo han acabado con la vida de Ismail Haniya, líder de Hamás, en un ataque selectivo en Teherán, sino también de Yahya Sinwar, número dos y encargado de las milicias de la organización islamista en Gaza. El descabezamiento del grupo les ha dejado en una situación complicada que ha dejado más claro todavía la necesidad de reunificació0n de la causa palestina.

En este sentido, Hamás y el partido secular Fatah, antagónicos desde hace décadas, han avanzado este mes en el proceso de reconciliación en el que llevan meses inmiscuidos. El tres de diciembre llegaron a un acuerdo sobre uno de los grandes puntos de fricción: quién gobernará la Franja de Gaza después de la ofensiva israelí. El pacto alcanzado recoge la creación de un comité de profesionales independientes. Israel había exigido a lo largo de los diálogos de alto el fuego que Hamás no formara parte del futuro gobierno del enclave tras la guerra, por lo que esta decisión podría acercar posturas de cara a una mesa de negociación.

Mientras tanto, Israel ha consolidado una “zona de amortiguación” de al menos 1,5 kilómetros de ancho y ha ocupado este año la única frontera de Gaza que no era con Israel: el Corredor de Filadelfia con Egipto. Por tanto, Tel Aviv mantiene el control de todo lo que entra y sale del enclave palestino, ahondando en la crisis humanitaria que se vive. Todo ello en medio de un escenario en el que no está claro hasta cuando va a durar la ocupación y los bombardeos israelíes.

La actual situación en Oriente Próximo ha puesto a Israel en una posición de poder como no ha tenido nunca antes. Siria está sumida en un proceso de transición hacia un gobierno islamista tras la caída de Bachar al Asad; Líbano se encuentra en una situación humanitaria y económica límite; e Irán continúa a la espera de ver que políticas hacia su país adopta el nuevo Gobierno de Trump y mantiene su esfuerzo principal en su situación económica y social interna, que tras unos años de inestabilidad temen que se produzca una nueva ola de protestas.

Con todo, Israel tiene la llave de terminar o no con la guerra en Gaza. Los últimos acercamientos entre el Gobierno de Benjamín Netanyahu y Hamás para llegar a una acuerdo de alto el fuego que permita el regreso de los últimos rehenes y el fin de la ocupación se ha vuelto a estrellar con las acusaciones mutuas de querer romper las negociaciones.

Pese a ello, hay cierto optimismo en que esto pueda ocurrir en un plazo no muy lejano. La diplomacia israelí se muestra “más optimista”, aunque todavía no se ha hecho público como sería ese acuerdo, ya que Hamás pide la retirada total del Ejército de Israel del enclave palestino. Algo a lo que Netanyahu se ha negado, alegando que si devuelven el Corredor Filadelfia volverá a producirse el contrabando que rearme a Hamás.

Mientras tanto, no está claro de que forma presionará la nueva Administración Trump al primer ministro israelí. Cabe recordar que el primer Netanyahu es uno de los mandatarios internacionales con los que mejor relación tiene el magnate. De hecho, durante la campaña electoral se produjo un encuentro en su casa de Mar-a-Lago, en Florida, entre Trump y Netanyahu. Fue en ese momento donde el estadounidense le habría dejado claro al primer ministro que quería que la guerra en Gaza esté terminada para cuando él asuma el cargo en enero, según medios hebreos.

Netanyahu puede encontrar con Trump vía libre en sus aspiraciones en la Franja de Gaza de mantener un control de seguridad y colonizar el norte del enclave. Además de anexionarse Cisjordania, claros objetivos de sus socios de gobierno ultraderechistas y que Trump ya dejó claro en su primer mandato que no serían un obstáculo para él. Durante su primer mandato, Trump reconoció Jerusalén como capital de Israel, cortó fondos a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), respaldó la expansión de asentamientos en Cisjordania e impulsó los Acuerdos de Abraham

Con este historial es complicado prever un acuerdo en el que los palestinos puedan ganar algo, aunque la actual situación tras más de un año de ofensiva en la que se ha arrasado su tierra podría forzarles a firmar un alto el fuego cueste lo que cueste.

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