Joe Biden ha tenido un ‘regalo’ de Navidad con varios condenados a muerte por asesinar a niños o por asesinatos en serie y ha conmutado sus penas a solo dos días de Navidad. De hecho, un total de 37 hombres se beneficiarán de esta medida de gracia de la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos concedió el indulto a algunos de los asesinos más violentos del país -nueve de los cuales fueron declarados demasiado peligrosos para vivir tras masacrar a sus compañeros de prisión- como parte de su esfuerzo por “garantizar un sistema judicial justo y eficaz”, según el comunicado.
Entre los que reciben la medida de gracia navideña está Thomas Sanders, que en 2010 secuestró y luego disparó cuatro veces a Lexis Roberts, de 12 años, y la degolló en Luisiana, días después de que la niña viera cómo Sanders asesinaba a su madre en un viaje por carretera cerca del Gran Cañón.
“No se equivoquen: condeno a estos asesinos, me duelen las víctimas de sus actos despreciables y me duelen todas las familias que han sufrido una pérdida inimaginable e irreparable”, matizó el propio Biden.
Aunque, eso sí, añadió matices y defendió la medida. “Guiado por mi conciencia y mi experiencia como defensor público, presidente de la Comisión Judicial del Senado, vicepresidente y ahora presidente, estoy más convencido que nunca de que debemos poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal. En conciencia, no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que una nueva administración reanude las ejecuciones que yo detuve”, concluyó.
El 1 de diciembre, el presidente saliente concedió un indulto general a su propio hijo Hunter Biden, de 54 años, borrando del mapa su condena en junio por tres delitos federales con armas de fuego y su declaración de culpabilidad en septiembre por fraude fiscal de 1,4 millones de dólares en negocios en el extranjero en los que implicó repetidamente a su padre.
El 12 de diciembre, Biden también conmutó las penas de casi 1.500 personas que habían sido excarceladas temporalmente durante la pandemia, entre ellas Josephine Gray, la «viuda negra» que mató a dos de sus exmaridos y a un tercer amante, y Rita Crundwell, que como interventora de Dixon, Illinois, robó casi 54 millones de dólares a la ciudad de 15.000 habitantes durante dos décadas.