La gran reapertura de la Catedral de Notre Dame este fin de semana proporcionó un raro momento de respiro para el presidente Emmanuel Macron, mientras Francia sigue sumida en una crisis institucional sin precedentes.
Aunque la ceremonia deslumbró a los líderes mundiales, incluido el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, Macron sigue siendo muy impopular en su país.
La tan esperada reapertura del monumento de 860 años de antigüedad devastado por el fuego se vio ensombrecida por una moción de censura en el Parlamento el miércoles, que resultó en el colapso del gobierno del primer ministro Michel Barnier.
Un tour de force diplomático
El presidente francés esperaba que la celebración mejorara su reputación en el extranjero.
Obtuvo un importante triunfo diplomático al atraer a Trump para su primer viaje al extranjero desde su victoria electoral.
En el Palacio del Elíseo, Macron recibió a Trump y al líder ucraniano Volodymyr Zelenskyy para una reunión trilateral , con la esperanza de convencer al presidente electo de Estados Unidos de que continúe ayudando a Ucrania en sus esfuerzos militares contra la invasión a gran escala de Rusia.
El viernes, Trump dijo que Ucrania “probablemente” debería esperar menos ayuda de Estados Unidos cuando regrese al poder.
“Es muy débil en el plano interno, por eso lo compensa con la estatura internacional que supone tener tantos jefes de Estado en la ceremonia”, explica a Euronews Cedomir Nestorovic, profesor de geopolítica en la ESSEC Business School.
Durante una entrevista con el canal de televisión francés BFM en 2005, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin, que sirvió bajo el mando de Jacques Chirac, felicitó al líder francés por “aprovechar la oportunidad”.
Es más, la promesa de Macron de reconstruir Notre Dame en sólo cinco años era una apuesta arriesgada que muy pocos creían que pudiera lograr.
“Tal vez sea lo único positivo que la gente recuerde de sus dos mandatos como presidente. Por eso fue tan importante para él”, explicó Nestorovic.
De vuelta a la realidad
Tras el baile diplomático, Macron reanudará las conversaciones con los líderes de los partidos. El lunes tiene previsto reunirse con los dirigentes del Partido Verde, del Partido Comunista y, después, con el grupo independiente Liot.
Yaël Braun-Pivet, presidenta de la Asamblea Nacional , la cámara baja del parlamento, pidió el “rápido nombramiento de un primer ministro” en una entrevista con los medios franceses el domingo.
Los representantes del partido de extrema izquierda Francia Unrended (LFI) rechazaron la invitación de Macron y pidieron la dimisión del jefe de Estado.
Muchos culpan a Macron por el desastre del país después de que sorprendentemente disolvió el parlamento impulsado por la derrota de su partido ante la extrema derecha en las elecciones europeas de junio.
El líder francés justificó la decisión de convocar elecciones anticipadas diciendo que la nación necesitaba “aclaración”.
En cambio, las elecciones legislativas terminaron en un parlamento estancado y sin una mayoría clara.