El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy a puertas cerradas para analizar la situación en Siria, tras la salida del poder de Bashar al Assad y la toma de Damasco por radicales y opositores.
La cita, solicitada la víspera por la representación ante el organismo de Rusia, discutirá además el papel la Misión de Mantenimiento de la paz de la ONU en los Altos del Golán ocupados por Israel.
La delegación de Moscú advirtió la víspera que la profundidad y consecuencias de los últimos acontecimientos para Siria y toda la región aún no se han medido.
La sesión llega en un momento clave para la nación árabe, mientras que Naciones Unidas promueve conversaciones políticas urgentes en Ginebra en la búsqueda de un futuro pacífico.
El domingo, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a la calma y evitar la violencia así como a proteger los derechos de todos los sirios sin distinción, y respetar la inviolabilidad de los locales y del personal diplomático y consular.
“El futuro de Siria es un asunto que deben determinar los sirios, y mi enviado especial (Geir Pedersen) trabajará con ellos para lograr ese fin”, aseguró el titular del organismo.
Guterres agregó que el contexto demanda “apoyo de la comunidad internacional para garantizar que toda transición política sea incluyente y amplia y que satisfaga las aspiraciones legítimas del pueblo de Siria, en toda su diversidad”.
Poco antes, el enviado del organismo en el país del Medio Oriente anunció desde Doha, Qatar, confirmó el llamado a un diálogo urgente al tiempo que llamó a evitar un derramamiento de sangre.
“Para ello, permítanme subrayar el claro deseo expresado por millones de sirios de que se establezcan urgentemente acuerdos de transición estables e inclusivos, y de que las instituciones sirias sigan funcionando”, pidió además.
El expresidente sirio Bashar al Assad y su familia llegaron este domingo a Moscú tras recibir asilo de las autoridades de Rusia según confirmó el Kremlin.
Previamente, los grupos armados sirios declararon la toma de Damasco y del poder en el país árabe.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, el exmandatario decidió “renunciar a la presidencia y abandonar la nación, dando instrucciones para llevar a cabo una transferencia de poder de manera pacífica”.