El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió brevemente con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el líder ucraniano, Vladimir Zelenski, en París. No se emitió ninguna declaración conjunta después de las conversaciones trilaterales, pero Zelenski calificó la conversación como “buena y productiva”.
Trump llegó a París el sábado para asistir a la reapertura de la Catedral de Notre Dame, gravemente dañada en un incendio en 2019. El viaje fue la primera visita al extranjero de Trump desde que derrotó a Kamala Harris en las elecciones presidenciales del mes pasado, pero sin embargo llegó al Palacio del Elíseo con 40 minutos de retraso, informaron medios franceses.
Trump y Macron se dieron un cálido abrazo en el exterior del palacio y, hablando con los periodistas en el interior, Macron dijo que era un “gran honor” recibir al presidente estadounidense entrante. Trump le devolvió el cumplido, antes de declarar que “el mundo parece estar volviéndose un poco loco en este momento”.
Zelensky que originalmente tenía previsto reunirse personalmente con Macron, llegó casi una hora después, antes de que los tres se reunieran durante unos 35 minutos, según BFMTV. Los tres hombres no hablaron con la prensa después y se fueron a Notre Dame por separado después de posar para las fotografías.
En una publicación en X, Macron dijo que la reunión se centró en “la acción común por la paz y la seguridad”. Zelensky, también en X, describió las conversaciones como “buenas y productivas”.
“El presidente Trump, como siempre, se muestra decidido. Le agradezco”, escribió Zelensky. “Todos queremos que esta guerra termine lo antes posible y de manera justa”, continuó. “Hablamos sobre nuestro pueblo, la situación sobre el terreno y una paz justa”.
“Acordamos seguir trabajando juntos y mantenernos en contacto. La paz a través de la fuerza es posible”, concluyó, utilizando una frase que Trump suele utilizar para describir su política exterior.
A lo largo de su campaña, Trump prometió repetidamente que pondría fin al conflicto de Ucrania en “24 horas” siguientes a su asunción, sin ofrecer detalles sobre cómo lo lograría, más allá de presionar a Zelenski y al presidente ruso, Vladimir Putin, para que entablen negociaciones. Informes recientes de los medios de comunicación sugieren que pretende “congelar” el conflicto a lo largo de la línea de contacto actual, utilizando la amenaza de una reducción de la ayuda estadounidense para obligar a Zelenski a negociar, y la amenaza de un aumento de la ayuda a Kiev para presionar a Putin a que entable conversaciones.
Zelensky insiste en que su “fórmula de paz” de diez puntos es el único camino viable hacia lo que él llama una “paz justa” con Rusia. Sin embargo, el Kremlin ha rechazado este documento como “delirante”, con sus exigencias de que Rusia restablezca las fronteras de Ucrania de 1991, pague reparaciones y entregue a sus propios funcionarios a tribunales de crímenes de guerra.
Moscú sostiene que cualquier solución debe comenzar con el cese de las operaciones militares por parte de Ucrania y el reconocimiento de la “realidad territorial” de que nunca recuperará el control de las regiones rusas de Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporozhye, así como de Crimea.
Además, el Kremlin insiste en que se alcanzarán los objetivos de su operación militar, que incluyen la neutralidad, la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.