El primer ministro francés, Michel Barnier, ha renunciado este lunes a sacar adelante el presupuesto de Seguridad Social de Francia en la Asamblea, y deja a su Gobierno al borde de la caída, pues el Nuevo Frente Popular (NFP) ha anunciado una moción de censura que, además, contará con el apoyo de Reagrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen.
El primer ministro ha recurrido al artículo 49.3 de la Constitución para sortear el bloqueo parlamentario, algo que, si pasaba, abría la puerta -como ha sucedido- a que la oposición pueda tumbar al Gobierno solo unos meses después de que tomase posesión.
“Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación”, ha explicado el propio Barnier en la Asamblea, justo a la vez que pedía “responsabilidad” al resto de formaciones. Durante toda la jornada del lunes ha ido haciendo concesiones a la derecha radical en lo referente a las pensiones, el reembolso de medicamentos o los impuestos sobre la energía. No ha sido suficiente para alcanzar un acuerdo con el partido de Le Pen.
La propia líder de la ultraderecha acusó al todavía primer ministro de “falta de diálogo” y dio por hecho que el Gobierno caerá en la moción de censura. Dice que es su partido el que “tumba” al gabinete, porque son quienes le dieron sus votos hace unos meses. “Le presenté nuestras líneas rojas y no ha querido aceptarlas. No podemos aceptar estos presupuestos profundamente injustos porque hacen pagar a los franceses la incompetencia de Macron”, aseguró.
“Los franceses no tienen motivos para tener miedo. Lo único que deben temer son el elevado déficit del país y la subida del paro por culpa de las políticas de los últimos siete años”, concluyó una Le Pen que sigue en la carrera para las presidenciales de 2027 pese a que su partido está inmerso en un juicio por presuntamente desviar ayudas para contratar asistentes de eurodiputados a las arcas directamente de la formación. Antes de que hablara la dirigente, el propio Barnier había avisado a los diputados que deben “decidir si Francia se dota de un texto financiero responsable y útil para los ciudadanos o si entra en un terreno desconocido”.
Por su parte, el NFP cargó duramente contra el Ejecutivo. No es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones”, expresó la diputada Mathilde Panot, que denunció, igual que Jordan Bardella, líder de RN, el “caos político” en el que lleva sumida Francia desde las últimas elecciones legislativas.
El propio Bardella, pese a que el Gobierno salió en un principio adelante con el apoyo de la derecha radical, anunció rápido la posición de los suyos a favor de una moción de censura, contra un Ejecutivo que, expresó, “no entiende las necesidades de los franceses” porque es “hijo del macronismo”. El enfant terrible de Marine Le Pen ya dejó claro asimismo que “solo un milagro en el último minuto” salvaría un acuerdo de los suyos con Matignon. En este sentido, Bardella le recordó a Macron que los ciudadanos votaron por “pasar página” pero “no fueron escuchados”.
La moción de censura se votará el miércoles, justo un día antes de que el Gobierno de Michel Barnier cumpla 3 meses en el cargo… pero quizá no llegue a ellos a la vista de los escasísimos apoyos que tiene en la Asamblea: solo el macronismo y Los Republicanos están de su lado.
Durante este tiempo, el Ejecutivo ha tratado de llevar adelante medidas para estabilizar la delicada situación económica de Francia, como por ejemplo una polémica reforma de las pensiones que fue una de las prioridades de Macron desde las últimas elecciones presidenciales.
Mientras, desde el NFP siempre han insistido en que son ellos quienes tienen que liderar el Gobierno puesto que fueron los ganadores de los comicios parlamentarios; el presidente, en cambio, se niega a esa vía.