El Papa Francisco ha ordenado al Vaticano que estudie si la Iglesia Católica debería clasificar el “abuso espiritual” como un delito para impedir que los sacerdotes utilicen supuestas experiencias místicas para dañar a otros.
El jefe del departamento doctrinal del Vaticano, el cardenal Víctor Fernández, se reunió con el Papa Francisco la semana pasada para discutir la propuesta y firmó un comunicado para abordar una larga disputa entre canonistas sobre el concepto de “falso misticismo”.
Tras su encuentro del viernes, el Papa ordenó a Fernández colaborar con otra oficina del Vaticano para trabajar más en el asunto, según un comunicado. La iniciativa podría convertir el “abuso espiritual” en un delito formalizado bajo la ley de la Iglesia, en lugar de ser simplemente una circunstancia agravante de otros delitos.
El documento citó normas actualizadas que el Vaticano aprobó en mayo y enfatizó que “el uso de supuestas experiencias sobrenaturales o elementos místicos reconocidos como medio o pretexto para ejercer control sobre personas o llevar a cabo abusos debe considerarse de particular gravedad moral”.
Aunque el comunicado de la oficina doctrinal no menciona ningún caso específico de tal abuso, se sabe que la Iglesia Católica ha enfrentado una serie de escándalos en los últimos años que involucran a sacerdotes que han cometido abusos bajo la apariencia de falsas experiencias espirituales y místicas.
Un caso de alto perfil involucra al reverendo Marko Rupnik, el famoso artista litúrgico y ex líder de una comunidad espiritual en Roma. Se enfrenta a acusaciones de abuso sexual, espiritual y psicológico de unas dos docenas de mujeres y al menos un hombre a lo largo de 30 años.
Una de las presuntas víctimas, un exjesuita, dijo al medio italiano Domani en diciembre pasado que Rupnik la había obligado a tener relaciones sexuales con él y otra monja, asegurándole que era una forma de devoción a la Santísima Trinidad. Rupnik “siempre había negado firmemente” las acusaciones, según el centro que dirigía en Roma.
En otro caso, el padre franciscano de la Tercera Orden, David Morrier, ex capellán de la Universidad Franciscana de Steubenville en Ohio, se declaró culpable en 2022 de abuso sexual de una estudiante universitaria.
Según se informa, la víctima declaró ante el tribunal que Morrier la había sometido a “sesiones de liberación” y “exorcismos” en los que la habían “obligado a soportar que las manos (del padre Morrier) me violaran porque ‘esto es lo que Dios le reveló (a él) en la oración’”.
El clérigo evitó cargos de violación y recibió cinco años de libertad condicional como parte de un acuerdo con los fiscales.