El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, enfrenta hoy críticas y especulaciones por quedarse dormido durante la sesión especial del Parlamento donde fue reelecto para conservar su cargo.
Un portavoz del gobierno nipón explicó que el experimentado político de 67 años de edad había tomado medicamentos para un resfriado, pero no sufre de problemas graves de salud, como sugieren algunos tras ver este martes el video del dirigente dormido que transmitió la cadena nacional Nippon Television.
El revuelo en torno al hecho creció en las redes sociales y los comentarios son de los más diversos tipos pues, para muchos, se trataba de una sesión de trabajo decisiva para el futuro del país.
“Qué vergüenza”, exclamaron algunos ciudadanos en X, en tanto otros le solicitaron la dimisión.
El actual líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón fue electo primer ministro del país en segunda vuelta de votación del Parlamento nipón (Dieta).
El órgano Legislativo se reunió ayer en sesión especial para decidir quién encabezaría el nuevo gobierno, luego de que la coalición entre el PLD y el Partido Komeito obtuviera el peor resultado de los últimos 15 años en las elecciones legislativas del 27 de octubre.
Los principales contendientes fueron Ishiba y el jefe del opositor Partido Constitucional Democrático, Yoshihiko Noda, pero ninguno logró una mayoría absoluta en la primera ronda en la cámara baja de 465 miembros.
En segunda vuelta Ishiba conquistó 221 votos del total, mientras Noda cosechó solo 160, así el primero consiguió retener el cargo para el que fue designado el pasado 1 de octubre, tras ganar las primarias del PLD.
Pocos días después, convocó a elecciones generales anticipadas, sin embargo, la respuesta popular tal vez no fue la esperada.
Una serie de escándalos político-financieros por problemas graves de corrupción mellaron la popularidad de la principal fuerza política en la nación asiática, que ha regido en Japón casi sin interrupción desde 1955, gracias a controlar durante décadas ambas cámaras del Parlamento.
A la pérdida de la confianza popular se suma ahora el descontento de ver al líder dormido en una sesión de gran relevancia, mientras los parlamentarios japoneses votaban por el máximo cargo del Gobierno.
El portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshimasa Hayashi, incluso tuvo que descartar que Ishiba estuviera enfermo debido a la fatiga de las últimas semanas, en las cuales debió redoblar esfuerzos para negociar alianzas después de la gran caída de su coalición.