Mientras circulaban imágenes de la devastadora inundación de Valencia la semana pasada, una zona que no se mostró tanto fueron las extensas tierras de cultivo de la región, a pesar de que también estaban sumergidas en el agua.
Valencia y las regiones circundantes de Almería y Andalucía producen la mayor parte de los productos frescos de España, incluidos más del 60 por ciento de los cítricos del país.
La AVA-ASAJA (Asociación Valenciana de Productores Agrarios) asegura que esperan “daños importantes” en los cultivos y explotaciones de la comarca, según recoge la revista sectorial The Grocer.
Aún no se sabe con certeza la magnitud de los daños, ya que muchos agricultores no han podido acceder a sus tierras de cultivo. Las inundaciones han bloqueado los caminos rurales y gran parte de la infraestructura agrícola, incluidos invernaderos, maquinaria y plantas de envasado.
Sin embargo, la AVA-ASAJA estima que se habrán perdido miles de hectáreas de cítricos, caquis, hortalizas, viñas y otros cultivos.
Las zonas agrícolas más afectadas por las inundaciones son La Ribera Alta y Baixa, L’Horta, Hoya de Buñol, Utiel-Requena, Camp de Túria y Los Serranos.
El ganado, como los cerdos y las vacas, también se ha visto afectado, y los agricultores locales ya han expresado su preocupación por los posibles problemas para alimentar y abrevar a los animales supervivientes.
Durante el último año, España ha atravesado una de las peores sequías de su historia, que ha dejado las tierras de cultivo tan secas que no pueden absorber el exceso de agua, inundando muchas plantaciones de cítricos, caquis y hortalizas.
Si estas granjas permanecen bajo el agua durante períodos excesivos, no sólo se verán afectados los cultivos: los árboles podrían morir, destruyendo generaciones de esfuerzo y medios de vida enteros.
La catástrofe agrícola española podría afectar a los pasillos de frutas y verduras de los supermercados británicos.
Las consecuencias de este desastre agrícola se dejarán sentir mucho más allá de España, que es uno de los mayores exportadores de frutas y hortalizas de Europa y el mayor exportador mundial de naranjas.
Según The Grocer, España suministra el 25 por ciento de las importaciones de frutas y el 8 por ciento de las de hortalizas de Gran Bretaña, entre las que se incluyen productos como lechuga, brócoli, tomates y cítricos.
Es posible que las famosas naranjas amargas de Sevilla y las naranjas más dulces de Valencia escaseen durante la popular temporada de mermelada británica, que tiene lugar cada año de enero a febrero.
El clima extremo en España sigue amenazando la seguridad alimentaria europea
Esta no es la primera vez que los países europeos se ven afectados por condiciones climáticas extremas en España.
El año pasado, el Reino Unido se enfrentó durante semanas a una escasez de frutas y verduras populares, incluidos pimientos, tomates y pepinos, debido a las sequías que se produjeron en las regiones agrícolas de Cataluña y Andalucía.
Además, la ciudad andaluza de Almería cuenta con la mayor concentración de invernaderos del mundo, con miles de hectáreas de productos frescos en producción. Si estos se dejan desprotegidos frente a las condiciones meteorológicas extremas, la cadena de suministro de alimentos de Europa podría correr aún más peligro.
Este es otro terrible recordatorio de lo vulnerable que es nuestro sistema alimentario global al cambio climático y de la necesidad de mejores políticas de seguridad alimentaria.