La tuberculosis vuelve a ser la enfermedad infecciosa más mortal del mundo y el número de personas recién diagnosticadas con tuberculosis alcanzó un nuevo máximo, según nuevas estimaciones mundiales.
El año pasado, 10,8 millones de personas en todo el mundo enfermaron de tuberculosis, frente a 10,1 millones en 2020, según el nuevo análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El número de muertes disminuyó en 2023, pero se mantuvo alto en 1,25 millones y superó al COVID-19 como la principal causa de muerte por enfermedades infecciosas por primera vez en tres años.
La tuberculosis es una enfermedad que se transmite por el aire y es causada por una bacteria que generalmente afecta los pulmones. Entre los principales factores de riesgo se incluyen la desnutrición, el VIH, el abuso de alcohol, el tabaquismo y la diabetes.
La enfermedad se puede prevenir y curar, pero el acceso al diagnóstico y al tratamiento varía considerablemente en el mundo.
Cinco países representaron el 56 por ciento de los casos nuevos en 2023: India (26 por ciento), Indonesia (10 por ciento), China y Filipinas (6,8 por ciento cada uno) y Pakistán (6,3 por ciento).
Las regiones más afectadas fueron el Sudeste Asiático (45 por ciento), África (24 por ciento) y el Pacífico Occidental (17 por ciento).
“La tuberculosis está presente en todas partes del mundo”, afirmó durante una conferencia de prensa la doctora Tereza Kasaeva, quien dirige el programa mundial de tuberculosis de la OMS.
El mundo no está en condiciones de contener la tuberculosis
A pesar de la disponibilidad de nuevas vacunas, tratamientos y diagnósticos contra la tuberculosis –y la carga “catastrófica” que supone para los países duramente afectados por la tuberculosis–, Kasaeva afirmó que el mundo está “fuera de camino” para erradicarla.
En 2023, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) estableció objetivos para abordar la tuberculosis para 2027, incluido el despliegue generalizado de pruebas rápidas y tratamientos preventivos para grupos en riesgo de infección.
Pero el año pasado, sólo el 48% de las personas recién diagnosticadas se habían hecho una prueba rápida, mientras que el 21% de sus contactos domésticos y el 56% de las personas con VIH –dos grupos de alto riesgo– habían recibido tratamiento preventivo, según el análisis.
Otro desafío es garantizar que las personas puedan acceder a los medicamentos adecuados en el momento adecuado, especialmente considerando que la tuberculosis se está volviendo cada vez más resistente a los medicamentos , lo que la hace más costosa y difícil de tratar.
Se estima que unas 400.000 personas desarrollaron tuberculosis resistente a múltiples medicamentos en 2023, pero solo el 44 por ciento de ellas fueron diagnosticadas y tratadas.
“La tuberculosis resistente a los medicamentos sigue siendo una amenaza para la salud pública”, afirmó Kasaeva.
Sigue habiendo déficit de financiación
La Asamblea General de las Naciones Unidas también estableció un objetivo de 22.000 millones de dólares (unos 19.700 millones de euros) para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis, pero hasta el año pasado, ese presupuesto era de sólo 5.700 millones de dólares (unos 5.100 millones de euros), o el 26 por ciento de lo que se necesita.
“La financiación mundial para la prevención y el tratamiento de la tuberculosis incluso disminuyó en 2023 y sigue estando muy por debajo del objetivo”, afirmó Kasaeva. “Los países de ingresos bajos y medios… se enfrentan a una importante escasez de financiación”.
En el lado positivo, hay seis vacunas candidatas en estudios clínicos en etapa avanzada, y Kasaeva dijo que es optimista de que al menos una estará disponible en los próximos años.
“Hay ensayos clínicos en curso en los países con mayor incidencia”, afirmó, “pero los preparativos para su adopción deberían empezar ya”.