Las familias que tienen que dedicar más del 40% de sus ingresos a la renta mensual suponen el 30,6% del total de las que pagan alquileres a precio de mercado frente al 20% de media en la Unión Europea
Entre el estallido de la crisis financiera en 2007 y finales del año pasado 3,3 millones de personas más se han incorporado al mercado del alquiler en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En total son ya más de 9 millones de personas y un porcentaje muy elevado vive en alquileres a precio de mercado. Este colectivo, que en la última década ha visto cómo los precios se disparaban muy por encima de lo que han subido los salarios, presenta mayores dificultades económicas relacionadas con el pago de la vivienda que en otros países europeos.
La tasa de sobreesfuerzo o porcentaje de hogares que tienen que destinar más del 40% de su renta al pago de la vivienda y los suministros básicos (agua, energía y comunidad) alcanza el 30,6% del total en los alquileres a precio de mercado, cuando en la Unión Europea ese porcentaje a duras penas supera el 20%. La diferencia es notable en relación a los alquileres inferiores a precio de mercado, donde la tasa de sobreesfuerzo es unas décimas mayor a nivel europeo que nacional. En ambos casos supera ligeramente el 10%, de acuerdo con datos de Eurostat, la oficina de estadísticas europea.
El Banco de España (BdE) ha sido uno de los organismos que más ha advertido en los últimos meses sobre el elevado esfuerzo asociado al pago del alquiler y sus consecuencias. Desde 2022, a raíz de la subida acelerada de los tipos de interés que el Banco Central Europeo aprobó para controlar la inflación y el consiguiente despegue del euríbor y del coste de los préstamos hipotecarios -estuvieran o no referenciados a este indicador- muchos hogares quedaron excluidos del mercado en propiedad y se vieron forzados a optar por un alquiler lo que, unido a los flujos migratorios, ha disparado la demanda frente a una oferta menguante.
En su informe ‘El mercado del alquiler de vivienda residencial en España: evolución reciente, determinantes e indicadores de esfuerzo’, publicado la pasada semana, la entidad apuntaba que los más golpeados por ese sobreesfuerzo son los jóvenes, extranjeros y hogares precarios de las ciudades grandes o turísticas. Además, consideraba que estaría justificada la “intervención pública” en este mercado, siempre que fuese para rebajar el “elevado esfuerzo asociado al alquiler” y evitar con ello otros efectos económicos y sociales adversos.
A esos efectos se refiere el Consejo General de Economistas (CGE) cuando advierte de que el país sufre ya un “gravísimo problema” con la vivienda, que está afectando a la capacidad de ahorro y consumo de los hogares, reduciendo su renta disponible, impidiendo que los jóvenes se emancipen y reduciendo la movilidad interterritorial, una variable que es esencial para el funcionamiento correcto del mercado de trabajo.
Los obstáculos son mayores en las grandes ciudades, donde al precio del alquiler se suma el coste de la vida. Un hogar de renta media tiene que hacer un esfuerzo económico mayor para pagar a su casero que para hacer frente a la cuota de la hipoteca en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza, las cinco ciudades con más población de todo el territorio nacional.
En el caso de las dos primeras capitales, una familia con ingresos medios incumplirá además la recomendación del Banco de España de no superar el límite del 30% de sus ingresos al pago de la vivienda tanto si decide comprar como si opta por alquilar un inmueble. En Zaragoza ese porcentaje se aproxima al 25% en el caso del alquiler y no llega al 20% entre quienes adquieren una vivienda en propiedad.
Al tomar como referencia la distribución de los hogares por tenencia de la vivienda principal se observan también importantes diferencias entre lo que sucede en España y en el resto de los países del entorno. Si en la Unión Europea más de un 10% de familias vive en alquiler a precio de mercado o bajo la modalidad de cesión, en España ese porcentaje se sitúa en el 8,8%.
Sobre esto último, se da el hecho de que el mayor peso de la cesión de viviendas de familiares o amigos hacia menores de 30 años ha venido actuando en cierta medida como válvula de escape para atenuar las dificultades de acceso a la vivienda a lo largo de los últimos años, sostienen desde Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorros.
En la comparación con el resto de Europa se aprecian diferencias, también, en el porcentaje de hogares que vive en un alquiler a precio de mercado, que roza el 21% entre los Veintisiete y se sitúa por debajo del 16% en el caso español. No ocurre lo mismo con la vivienda en propiedad, ya sea con o sin hipoteca.
La primera incluye a más del 30% por ciento de las familias en España y no llega al 25% de media en Europa; mientras que para las que tienen vivienda en propiedad sin préstamos hipotecarios asociados las tasas son del 45,1% a nivel nacional y del 44,2% en la UE.