Dejar de enviarle millones todos los meses a Bruselas para gastarlos en sanidad pública. Esta fue, junto a la inmigración, una de las promesas con las que los partidarios del brexit consiguieron que una pírrica mayoría de británicos decidieran romper con la Unión Europa (UE). Sin embargo, casi un lustro después del divorcio, el Reino Unido ha seguido pagando una cuantiosa suma a sus exsocios.
La secretaria de Estado del Tesoro, Tulip Siddiq, ha confirmado que, desde diciembre del 2020, cuando Londres comenzó su salida del club comunitario, ha pagado a los Veintisiete 24.000 millones de libras (28.807 millones de euros) y aún tendrá que entregar 6.400 millones (7.681 millones).
¿El motivo? El llamado «acuerdo de liquidación financiera», por el cual el Reino Unido aceptó honrar los compromisos asumidos antes de que decidiera retirarse de la UE, tales como contribuciones al presupuesto comunitario o jubilaciones para los funcionarios de la organización.
Siddiq hizo la revelación al responder una pregunta del diputado Stephen Gethins, del Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), quien quiso conocer la magnitud del costo financiero del “desastroso” brexit.
El dato ha provocado que organizaciones como European Movement (Movimiento Europeo) reclamen del Gobierno el inicio de una investigación independiente para determinar el impacto real del divorcio.
Seguimos sin saber el alcance total de la salida de la UE y sus repercusiones en la economía, el NHS (sanidad pública), el costo de la vida y las empresas. Necesitamos una investigación independiente sobre la relación del Reino Unido con Europa para identificar oportunidades y reconstruir vínculos, afirmó la directora de la agrupación, Emma Knaggs, al diario londinense The Independent.
La cifra se dio a conocer días después de que el jefe de la City londinense, Michael Mainelli, dijera que el centro financiero ha perdido 40.000 puestos de trabajo por el divorcio y cuando el Gobierno se alista a anunciar nuevas medidas para cerrar el hueco fiscal de 22.000 millones de libras (26.400 millones de euros) que heredó de la anterior Administración conservadora.