El rey Carlos III y la reina Camila llegarán a Sídney el viernes para la primera visita australiana de un monarca reinante en más de una década, un viaje que ha reavivado el debate sobre los vínculos constitucionales de la nación con Gran Bretaña.
Las icónicas velas de la Ópera de Sídney se iluminarán con imágenes de anteriores visitas reales para dar la bienvenida a la pareja, cuyo viaje de seis días será breve según los estándares reales. Charles, de 75 años, está recibiendo tratamiento contra el cáncer, lo que llevó a un itinerario reducido.
Es el segundo monarca británico reinante que visita Australia. Su madre, la reina Isabel II, fue la primera hace 70 años.
Si bien la bienvenida será cálida, los líderes nacionales y estatales de Australia quieren que la realeza sea eliminada de su constitución.
Los monárquicos esperan que la visita fortalezca el vínculo de los australianos con su soberano. Los opositores esperan que se rechace el concepto de que alguien del otro lado del mundo sea el jefe de Estado de Australia.
El Movimiento de la República Australiana, que hace campaña para que un ciudadano australiano reemplace al monarca británico como jefe de Estado, compara la visita real con una gira de espectáculos en la industria del entretenimiento.
Esta semana, ARM lanzó lo que llama una campaña para “Despedirse del reinado real con la monarquía: ¡La gira de despedida de Oz!”
La copresidenta de ARM, Esther Anatolitis, dijo que las visitas reales a Australia eran “una especie de espectáculo que llega a la ciudad”.
“Desafortunadamente, es un recordatorio de que el jefe de Estado de Australia no es un funcionario a tiempo completo, no es australiano. Es una persona a tiempo parcial que reside en el extranjero y que es el jefe de Estado de numerosos lugares”, dijo Anatolitis a la AP.
“Les decimos a Carlos y Camila: ‘Bienvenidos, esperamos que estén disfrutando de nuestro país y que tengan buena salud y buen ánimo’. Pero también esperamos que ésta sea la última gira de un monarca australiano en funciones y que cuando regresen de visita pronto, esperamos darles la bienvenida como dignatarios visitantes”, añadió.
Philip Benwell, presidente nacional de la Liga Monárquica Australiana, que hace campaña para que se mantengan los vínculos constitucionales de Australia con Gran Bretaña, espera que la reacción a la pareja real sea abrumadoramente positiva.
“Algo así como la visita real acerca al rey a la mente de la gente, porque tenemos una monarquía ausente”, dijo Benwell a la AP.
“La visita del rey demuestra que Australia es una monarquía constitucional y tiene un rey”, añadió.
Benwell critica a los primeros ministros de los seis estados, que han rechazado las invitaciones para asistir a una recepción para Carlos en la capital nacional, Canberra.
Los primeros ministros explicaron que tenían compromisos más urgentes ese día, como reuniones de gabinete y viajes al exterior.
“Los primeros ministros tendrían prácticamente la obligación de estar en Canberra para reunirse con él y presentarle sus respetos”, dijo Benwell. “No asistir puede considerarse un desaire, porque no se trata de una visita normal. Es la primera visita de un rey a Australia”.
Charles se vio involucrado en el debate sobre la república australiana meses antes de su visita.
El Movimiento Republicano Australiano le escribió a Charles en diciembre del año pasado para solicitarle una reunión en Australia y que el rey defendiera su causa. El Palacio de Buckingham le respondió cortésmente en marzo para comunicarle que las reuniones del rey serían decididas por el gobierno australiano. Una reunión con el Movimiento Republicano Australiano no figura en el itinerario oficial.
“Si Australia se convierte en una república es… un asunto que debe decidir el público australiano”, dice la carta del Palacio de Buckingham.