La situación en los países vecinos del sureste de Europa se ha agravado dramáticamente durante la última semana.
Tras dos semanas de ataques israelíes en el sur del Líbano y el asesinato del líder del partido político y grupo militante Hezbolá, respaldado por Irán, Teherán contraatacó.
Al menos 180 misiles fueron disparados contra Tel Aviv y otras localidades israelíes, causando sólo daños menores.
La razón es que la mayoría de los misiles fueron interceptados por la defensa aérea de Israel y las fuerzas estadounidenses y británicas que operan en la región.
Los observadores internacionales ahora están preocupados de que futuros ataques puedan empujar a la región al borde del abismo.
Incluso antes del ataque iraní, el alto responsable de la política exterior de la UE, Josep Borrell, pidió a las partes implicadas que evitaran un mayor derramamiento de sangre.
“Hay que parar el lanzamiento de cohetes y otros proyectiles contra el territorio de Israel. Hay que garantizar la soberanía tanto de Israel como del Líbano. Cualquier intervención militar adicional podría agravar dramáticamente la situación y hay que evitarla”.
Subidas de impuestos en Francia
Al otro lado del Mediterráneo, Michel Barnier finalmente reveló sus cartas.
El nuevo primer ministro francés pronunció su primer discurso político ante la Asamblea Nacional, anunciando más ajustes de cinturón y más impuestos para revertir la espiral de deudas.
Barnier pidió a los individuos más ricos y a las grandes empresas que pagaran su parte justa de impuestos.
“La situación actual de nuestras cuentas exige un esfuerzo focalizado, limitado en el tiempo, un esfuerzo compartido con una exigencia de justicia fiscal. Este esfuerzo compartido nos llevará a pedir a las grandes y muy grandes empresas que obtienen importantes beneficios que participen en la recuperación colectiva”.
A pesar de los argumentos de Barnier en favor de la justicia fiscal, muchos franceses de a pie temen que, al final, tendrán que pagar la factura.
Los sindicatos franceses salieron a las calles para poner las reivindicaciones sociales en el centro del debate político.
Su mensaje a Barnier fue: ¡Te estamos observando!
Un grupo que siempre crea dolores de cabeza a los gobiernos franceses son los agricultores.
En su discurso, Barnier prometió más ayuda a los agricultores, pero la situación exige un replanteamiento fundamental del modo en que se gestiona la agricultura en Europa, no sólo en Francia.
Nadie ha olvidado todavía las multitudinarias protestas de los agricultores que tuvieron lugar en toda Europa a principios de año.
El número de pequeñas explotaciones agrícolas disminuye en la UE
Para profundizar en este tema, hablamos con Marco Contiero, director de política agrícola de la UE en Greenpeace.
Greenpeace ha publicado un nuevo informe en el que advierte de que cada vez hay menos explotaciones agrícolas familiares y de que hay explotaciones agrícolas mucho más grandes, las denominadas “megagranjas”.
¿Por qué es eso algo malo?
Contiero: Bueno, la preocupación es que si queremos mantener las zonas rurales llenas de granjas donde hay empleos rurales, específicamente trabajadores agrícolas y con comunidades rurales que viven alrededor de esas granjas, necesitamos mantener a los agricultores en el terreno. Si vamos hacia los modelos estadounidenses donde tenemos granjas con un promedio de 300 hectáreas por granja, vamos a vaciar las zonas rurales. Y esto es algo que claramente tendrá impactos negativos en términos de realidades sociales y económicas sobre el terreno.
Hablemos de este impacto. ¿Cuáles son las consecuencias de este desarrollo para el sector agrícola, para los consumidores y para nosotros como sociedad?
Contiero: El problema es que hemos tratado a los agricultores como si fueran una sola entidad. Este informe demuestra claramente que hay una mayoría de explotaciones familiares de pequeña escala que están pasando apuros económicos y que, en muchos casos, están cerrando sus puertas. Y hay una minoría de explotaciones a gran escala que han visto aumentar sus beneficios.
Por tanto, esta brecha está aumentando enormemente y tenemos que encontrar soluciones políticas para impedir que se amplíe y empezar a ayudar a las explotaciones familiares más pequeñas, a los agricultores y a las empresas que necesitan ayuda porque son víctimas de un sistema.
Y por último, ¿qué les diría a los jóvenes que se plantean dedicarse profesionalmente a la agricultura? ¿Les apoyaría o les desaconsejaría?
Contiero: Quiero animarles a que se dediquen a la agricultura, porque es evidente que esto les proporcionará unos resultados muy positivos. El problema al que nos enfrentamos en el sector agrícola es que hay una gran población, la edad media de los agricultores es inferior a los 57 años, y es absolutamente necesario un relevo generacional.
Pero para que se produzca ese relevo generacional, tenemos que ofrecer a los jóvenes agricultores que se incorporan al sector un gran potencial de éxito. En estos momentos, para ellos es extremadamente difícil porque los precios de la tierra han subido mucho.
También han aumentado debido a la Política Agrícola Común, que paga a los agricultores en función de la tierra que poseen o que trabajan. Y tenemos que hacer la transición hacia un sistema en el que se recompense a los agricultores que hacen lo correcto para que puedan obtener una buena cantidad de dinero de su negocio.
Récord de calabaza
Hablando de agricultura, los hermanos gemelos británicos Stuart e Ian Paton han estado intentando cultivar la calabaza más grande del mundo.
Y este año creen que lo han conseguido.
Los hermanos, que tienen cuatro calabazas cultivadas para el desafío, dicen que su producción está aumentando un promedio de 30 kilogramos por día y requiere cientos de litros de agua.
Para que crezcan así de grandes solo se necesita una semilla, pero esta calabaza se alimenta de 2.500 raíces que los cultivadores gemelos han estado monitoreando todos los días desde abril.
Se espera que alcancen los 1.500 kilogramos cada uno: las calabazas, no los productores.
Si esto te da alguna idea, el récord mundial de la calabaza más pesada jamás batida es de 1.246,9 kilos, establecido el año pasado, según el Libro Guinness.