La radiación de los satélites Starlink de Elon Musk está “cegando” a los científicos y les impide ver el universo

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Los satélites de la empresa Starlink “pueden cegar potencialmente a los radiotelescopios” con las ondas que emiten, según científicos holandeses.

Investigadores del Instituto Holandés de Radioastronomía (ASTRON) realizaron dos sesiones de observación utilizando el radiotelescopio LOFAR (Low Frequency Array), el más grande de la Tierra.

Equipados con una antena y un receptor especializados, los radiotelescopios detectan y estudian las ondas de radio emitidas por diversos objetos en el espacio, como estrellas, galaxias y nebulosas.

Sin embargo, las observaciones científicas podrían verse comprometidas por la radiación electromagnética procedente del creciente número de satélites, según un nuevo estudio publicado en la revista Astronomy&Astrophysics.

“Con LOFAR hemos iniciado un programa para monitorizar las emisiones no deseadas de satélites pertenecientes a diferentes constelaciones, y nuestras observaciones muestran que los satélites Starlink de segunda generación emiten emisiones más fuertes y lo hacen en un rango más amplio de frecuencias de radio, en comparación con los satélites de primera generación”, dijo Cees Bassa, el líder del estudio de ASTRON, en un comunicado.

Los satélites Starlink de segunda generación , producidos por SpaceX de Elon Musk , emiten 32 veces más radiación electromagnética no deseada en comparación con los de primera generación.

La radiación electromagnética (UEMR) de los satélites es 10 millones de veces más brillante que las fuentes astrofísicas más débiles, dijo Bassa.

“Dado que SpaceX lanza alrededor de 40 satélites Starlink de segunda generación cada semana, este problema se está agravando cada vez más”, añadió.

Una gran molestia potencial

Un informe de la Academia Francesa de Ciencias también dio la alarma sobre estas emisiones.

“La existencia de fuentes de radio satelitales y sus perspectivas de crecimiento son una molestia potencial de gran importancia”, dijo el organismo en marzo.

Las emisiones de radio de los satélites se suman a otras fuentes de contaminación, como las emisiones de radio humanas desde la Tierra.

SpaceX tiene actualmente más de 6.300 satélites en órbita. La empresa tiene previsto duplicar esta cantidad y ha solicitado autorización para 30.000 más.

“La humanidad se está acercando claramente a un punto de inflexión en el que debemos tomar medidas para preservar nuestro cielo como una ventana para explorar el Universo desde la Tierra. Las empresas de satélites no están interesadas en producir esta radiación no deseada, por lo que minimizarla también debería ser una prioridad en sus políticas espaciales sostenibles”, afirmó Federico Di Vruno, del Observatorio SKA.

SpaceX, fundada por Musk en 2002, no es la única empresa en el mercado de satélites de baja atmósfera: la británica OneWeb, la canadiense Telesat y la estadounidense Amazon también son grandes actores.

Las empresas lanzan satélites que orbitan a menos de dos kilómetros de la Tierra para proporcionar Internet global de alta velocidad, especialmente en regiones remotas o desatendidas donde la infraestructura tradicional no está disponible.

Las proyecciones sugieren que el número de satélites en órbita podría llegar a 100.000 a finales de la década.

Sin embargo, este crecimiento deberá afrontar preocupaciones cada vez mayores respecto a los problemas que plantean los satélites, desde interferencias hasta una creciente contaminación espacial.

Se estima que la vida útil de un satélite Starlink es de unos cinco años, aunque los expertos creen que podría ser mucho menos.

Cuando dejan de funcionar, los satélites están diseñados para quemarse en la atmósfera, una fuente potencial de contaminación cuyos efectos a largo plazo se desconocen actualmente.

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