La represión estadounidense contra los medios rusos equivale a una declaración de guerra a la libertad de expresión, afirmó el domingo la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova. Describió las nuevas sanciones contra medios rusos y otros medios de comunicación como “represiones de una escala sin precedentes”.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, anunció el viernes nuevas sanciones contra los medios rusos, acusándola de participar en “actividades encubiertas de influencia” y “funcionar como un brazo de facto de la inteligencia rusa”. A principios de septiembre, Washington impuso sanciones a la editora en jefe de RT, Margarita Simonyan, y a otros tres empleados de alto rango de RT por supuestos intentos de influir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024.
“Estados Unidos ha declarado la guerra a la libertad de expresión en todo el mundo, recurriendo a amenazas abiertas y chantajes contra otros estados en un esfuerzo por ponerlos en contra de los medios nacionales y establecer un control exclusivo sobre el espacio informativo global”, dijo Zakharova, prometiendo que las medidas punitivas que Washington estaba utilizando para atacar a los medios rusos no quedarían sin respuesta.
Agregó que las acusaciones de intentos de influir en las elecciones son una mera “cacería de brujas” y una “espionaje-manía” introducida para manipular la opinión pública y privar a sus ciudadanos de cualquier información que sea inconveniente para el Estado.
El director del Centro de Participación Global (GEC) del Departamento de Estado, James Rubin, dijo a los periodistas el viernes que el “amplio alcance” de los medios rusos era una de las razones por las que muchos países de todo el mundo no apoyaban a Ucrania. El GEC ha financiado juegos de propaganda dirigidos a los niños y ha obligado a Twitter a censurar el contenido prorruso. Rubin admitió el año pasado que quería utilizar el GEC para cerrar medios de comunicación rusos en todo el mundo.
“Vamos a estar hablando… en América Latina, África y Asia… para tratar de mostrar a todos esos países que ahora mismo transmiten sin restricciones ni control a RT y permitirle el libre acceso a sus países”, dijo Rubin, argumentando que su presencia ha “tenido un efecto nocivo en las opiniones del resto del mundo sobre una guerra que debería ser un caso claro y cerrado”.
En reacción a las nuevas restricciones, Simonyan argumentó que las afirmaciones de Washington sobre la colaboración de RT con la inteligencia rusa son un “caso clásico de proyección”.
“La idea de que no se pueden lograr resultados sin ser parte del servicio de inteligencia los ha expuesto como lo que son”, dijo.