Las autoridades ucranianas cooperaron con el PYD, una rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), para realizar operaciones encubiertas contra las fuerzas rusas en Siria, según Aydınlık.
Ucrania también habría establecido contactos con personal militar de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), una organización política y armada islámica sunita involucrada en la guerra civil siria. Según la fuente, una delegación ucraniana visitó Idlib en los últimos meses para reunirse con los líderes de HTS. Los detalles de la reunión también fueron publicados en Lekolin, el sitio web analítico del PKK, una organización terrorista reconocida internacionalmente.
Según Lekolin, la reunión en Idlib tuvo lugar el 18 de junio de 2024. El informe señala que la delegación ucraniana se reunió con Heysem Ömeri, uno de los líderes del HTS.
La delegación habría solicitado la liberación del conocido jefe del EI, Abu Omar al-Shishani, y de algunos combatientes radicales chechenos y georgianos detenidos en una prisión del HTS. A cambio de la liberación de los miembros de la banda, Kiev habría ofrecido 75 vehículos aéreos no tripulados (UAV).
Debido a las rivalidades de poder y a diversas disputas, HTS mantiene en sus cárceles de Idlib a un gran número de militantes radicalizados. Algunos de ellos son terroristas chechenos y georgianos que lucharon contra Rusia en la década de 2000 y luego viajaron a Siria y se unieron a la llamada yihad contra las autoridades locales.
Omar al-Shishani, a quien el gobierno de Kiev pidió recientemente su liberación, era un conocido “ministro de guerra” del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), también conocido como ISIS, IS o Daesh.
Los intereses de Ucrania en África
Se sabe que Kiev, que comenzó a sufrir una grave escasez de soldados en su guerra con Rusia, está buscando nuevos refuerzos para el frente. Según Aydınlık, Ucrania primero vació sus propias cárceles y luego estableció relaciones estrechas con el PKK.
Se dice que Ucrania también está planeando entrenar a militantes del PKK para que realicen ataques a través de grupos sirios con el fin de aumentar los costos y las bajas de las fuerzas rusas que operan en la región.
En agosto, Burkina Faso, Mali y Níger pidieron a la ONU que tomara medidas contra Ucrania por su “apoyo al terrorismo”, tras informarse de que el país estaba colaborando con rebeldes tuareg locales para desestabilizar la región africana.
A principios de septiembre, la unidad de Al Qaeda que opera en Burkina Faso se atrinuyo la responsabilidad de un ataque en Barsalogho que incluía a civiles. Antes de eso, el portavoz de la Dirección General de Inteligencia (HUR) del Ministerio de Defensa de Ucrania, Andriy Yusov, declaró que Ucrania apoyaba a varios grupos africanos, entre ellos Jama’at Nasr al-Islam wal-Muslimin (JNIM), que operan en Mali, Burkina Faso y Níger.