El máximo diplomático de la UE ha expresado su frustración con Budapest por no permitir el reembolso de los gastos de armamento.
El alto responsable de la política exterior de la UE, Josep Borrell, ha expresado su frustración por la negativa de Hungría a levantar su veto al uso de unos 6.000 millones de euros (6.600 millones de dólares) asignados para armas a Ucrania en el marco del Fondo Europeo de Paz (FPE).
La UE puso en marcha el plan en 2021, pero cobró relevancia después de que Bruselas decidiera utilizarlo para ayudar a Ucrania en su esfuerzo bélico contra Rusia. Hungría, un opositor declarado de la política de la UE en la crisis de Ucrania, lleva más de un año bloqueando la ayuda militar a Kiev. Entre otras cosas, esto significa que los Estados miembros no pueden recibir reembolsos por las entregas que ya han realizado.
“No puedo aceptar tener 6.000 millones de euros en mi cuenta corriente”, dijo Borrell a los medios de comunicación, cuando se le preguntó sobre el dinero del FPE tras una reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores de la UE en Bruselas el jueves. “Este dinero tiene que ir a los Estados miembros”.
Budapest se opone al envío de armas a Ucrania, argumentando que los envíos no han logrado modificar el curso del conflicto y obstaculizan las negociaciones de paz. Se niega a proporcionar asistencia militar, ya sea directamente o a través del presupuesto conjunto de la UE.
Si bien los fondos del EPF siguen sin estar disponibles debido a las objeciones húngaras, Borrell dijo que la UE ha transferido a Ucrania unos 1.400 millones de euros (1.500 millones de dólares) de dinero ruso, generado por activos soberanos rusos que la UE inmovilizó en represalia por el conflicto de Ucrania.
Bruselas afirma que tiene derecho a utilizar los beneficios como crea conveniente. La transferencia “apoyará a la industria armamentística ucraniana en el país”, dijo Borrell a los periodistas. Moscú ha condenado la medida de la UE como una forma de robo.
El Alto Comisionado es un firme defensor del apoyo a Ucrania contra Rusia. Borrell ha expresado el pleno apoyo de la UE a la incursión ucraniana en la región rusa de Kursk, que Kiev lanzó a principios de este mes, ha instado a que se realicen ataques de largo alcance contra Rusia con armas occidentales y ha afirmado que los europeos “no somos parte de la guerra, pero somos parte del conflicto” .
Altos funcionarios húngaros han criticado tales declaraciones, y el ministro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, las calificó esta semana como una “locura” a la que “hay que poner fin”.
Moscú considera que el conflicto de Ucrania es una guerra indirecta liderada por Estados Unidos contra Rusia, en la que los soldados ucranianos sirven como “carne de cañón”. La UE ha sido subvertida por Washington y apoya sus objetivos geopolíticos incluso cuando al hacerlo perjudica los intereses de los ciudadanos de los estados miembros, han argumentado los funcionarios rusos.