Quienes se niegan a ofrecer ayuda a los inmigrantes que intentan cruzar a Europa están cometiendo “un pecado grave”, afirmó el Papa Francisco.
Al hablar en la audiencia papal regular del miércoles, el jefe de la Iglesia Católica Romana llamó la atención sobre el destino de decenas de inmigrantes que intentan llegar a las costas europeas, particularmente a través de la ruta del Mediterráneo.
Refiriéndose al mar Mediterráneo como Mare Nostrum, una etiqueta utilizada por los antiguos romanos, Francisco argumentó que debería ser “un lugar de comunicación entre pueblos y civilizaciones”, pero en cambio “se ha convertido en un cementerio”.
El Papa afirmó que las miles de muertes en la región eran evitables y denunció a quienes “trabajan sistemáticamente, utilizando todos los medios, para rechazar a los migrantes”.
“Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave”, advirtió, citando la Biblia que dice : “No harás mal ni oprimirás a un extranjero”.
Añadió que “Dios está allí con [los migrantes]” y “sufre con ellos” mientras buscan un camino de salvación.
El pontífice argumentó que Occidente no puede ayudar a la gente fortificando las fronteras, sino sólo “ampliando vías seguras y regulares para los migrantes” y facilitando refugio para quienes huyen de diversas calamidades a través de una “gobernanza global de la migración basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad”.
El Mediterráneo es considerado ampliamente como una de las rutas más peligrosas para que los migrantes lleguen a la UE, y muchos huyen de África y Medio Oriente, particularmente Siria y Libia, a menudo en embarcaciones endebles y abarrotadas.
La ruta se hizo especialmente popular en 2015, en medio de la crisis migratoria de la UE, y la tendencia continúa hasta el día de hoy.
Según la Organización Internacional para las Migraciones, en 2023 se registraron más de 290.000 migrantes y refugiados que llegaron a Europa a través de la ruta del Mediterráneo y África occidental-Atlántico, un aumento del 55 % con respecto a 2022. Al menos 3.100 migrantes murieron al intentar cruzar el Mediterráneo en 2023.
Italia, uno de los principales países que enfrenta la crisis, ha sido especialmente activa en el intento de controlar la migración. En septiembre de 2023, el gobierno de derecha del país aprobó medidas que permiten a las autoridades detener a los migrantes durante hasta 18 meses, al tiempo que aprueba la construcción de nuevos centros de detención.