Portugal pidió a sus socios de la UE ayuda para combatir un incendio forestal en la isla atlántica de Madeira que lleva una semana arrasando y amenazando un bosque declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
El país activará en breve el Mecanismo de Protección Civil de la UE para reforzar los esfuerzos de extinción de incendios con dos aviones bombarderos de agua Canadair, dijo una fuente gubernamental a la agencia de noticias Lusa.
El jefe del gobierno regional, Miguel Albuquerque, dijo que 60 bomberos y especialistas en primeros auxilios adicionales habían llegado desde el continente portugués, además de los 76 ya enviados desde que comenzó el incendio forestal el miércoles de la semana pasada.
El incendio había quemado 4.392 hectáreas (10.850 acres) de tierra hasta el martes, dijo el observatorio Copernicus de la Unión Europea en la plataforma de redes sociales X. Agregó que más de 950 hectáreas se habían quemado en las últimas 24 horas.
El responsable regional de Protección Civil, Antonio Nunes, explicó a la televisión pública RTP que las llamas habían afectado a una parte del bosque de laurisilva, el mayor bosque de laureles que aún se conserva y que está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Según él, los daños no han sido significativos.
Más de 100 bomberos lucharon contra el incendio en dos frentes principales en la isla, que tradicionalmente está repleta de turistas de verano en esta época, dijo el servicio de protección civil en un comunicado.
Los fuertes vientos que han avivado las llamas también han interrumpido las operaciones en el principal aeropuerto de la isla, el de Funchal. Sin embargo, su administración afirmó que el lugar estaba funcionando con normalidad esta semana.
El incendio se inició en el distrito de Ribeira Brava y se extendió a los cercanos distritos de Camara de Lobos y Ponta do Sol, en la parte sur de la isla.
Unas 200 personas fueron evacuadas de sus hogares para evitar la inhalación de humo, pero la mayoría ya han regresado.
Las autoridades dijeron que ninguna casa fue destruida ni se reportaron heridos, pero algunos bomberos tenían síntomas de agotamiento.
El año pasado se perdieron miles de hectáreas de vegetación en un incendio forestal y al menos tres personas murieron en un incendio forestal en 2016 cerca de la ciudad principal de Funchal.