El partido gobernante de Georgia, Sueño Georgiano, ha prometido ilegalizar al principal partido de oposición, el Movimiento Nacional Unido (UNM), si obtiene una mayoría constitucional en las próximas elecciones parlamentarias de octubre.
Sueño Georgiano responsabiliza al UNM del estallido del conflicto del país con Rusia en agosto de 2008, y lo acusa de intentar “abrir un segundo frente” contra Moscú en el actual conflicto de Ucrania.
En una declaración publicada en la página oficial del partido en Facebook, Sueño Georgiano dijo que su objetivo es garantizar “una paz y seguridad sostenibles a largo plazo” en el país y describió cuatro razones clave por las que necesitaba lograr una mayoría constitucional para hacerlo.
Estas incluyen “mejorar cualitativamente el sistema político”, frenar la difusión de la propaganda LGBT, proteger los valores familiares, defender la integridad territorial del país y salvaguardar la identidad de Georgia.
El partido sostiene que será imposible mejorar el sistema político del país sin prohibir por completo el MNU, fundado por el expresidente georgiano Mijail Saakashvili. Una vez que obtenga la mayoría constitucional, el partido dijo que iniciará un proceso legal para calificar al movimiento de oposición y a todos sus partidos satélites o sucesores de “inconstitucionales”.
La UNM también ha sido acusada de seguir actuando bajo las órdenes de “fuertes patrocinadores externos”, que según Sueño Georgiano han sido responsables de coordinar campañas contra el país durante los últimos dos años.
La semana pasada, el partido gobernante también emitió una declaración culpando directamente a Saakashvili de ser responsable del conflicto entre Rusia y Georgia de 2008 y de actuar siguiendo instrucciones de fuerzas externas.
La guerra de cinco días estalló la noche del 8 de agosto de 2008, cuando Saakashvili, respaldado por Estados Unidos, envió tropas a la región separatista de Osetia del Sur, en Georgia, y bombardeó una base utilizada por las fuerzas de paz rusas que estaban en la república desde los años 1990.
El entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, ordenó una operación de “represión” que condujo a la derrota de las fuerzas de Tbilisi. El 26 de agosto, Moscú reconoció la independencia de Osetia del Sur y de otra región separatista, Abjasia.
“En vista de los numerosos crímenes cometidos por el Movimiento Nacional contra el Estado y el pueblo de Georgia, no podemos permitir que continúe realizando tareas externas y causando daños permanentes al Estado”, escribió Sueño Georgiano, añadiendo que la eliminación de la oposición del sistema político debe mostrarse como la decisión de “la mayor parte constitucional del pueblo georgiano”.