La policía israelí en Jerusalén utilizó la fuerza para disolver una manifestación de judíos ultraortodoxos que protestaban contra el reclutamiento de estudiantes religiosos en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
La comunidad estaba exenta del servicio militar desde la fundación del estado en 1948. Sin embargo, el máximo tribunal del país declaró recientemente que esta práctica carece de toda base legal.
El acuerdo, que se había prolongado durante décadas entre el gobierno israelí y la comunidad haredí, se había prorrogado varias veces hasta que expiró el año pasado. En medio de la operación militar en curso contra Hamás en Gaza, el Tribunal Supremo anuló los privilegios el 25 de junio.
El servicio militar es obligatorio para la mayoría de los ciudadanos israelíes, y tanto hombres como mujeres deben servir en las Fuerzas de Defensa de Israel entre 24 y 32 meses. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, estimó en junio que las Fuerzas de Defensa de Israel necesitaban urgentemente 10.000 reclutas adicionales.
El miércoles por la mañana, decenas de hombres ultraortodoxos se reunieron frente a una oficina de reclutamiento de las FDI donde los reclutas que reciben citaciones deben presentarse.
Los manifestantes se sentaron en medio de la calle y bloquearon el tráfico. Llevaban pancartas, coreaban consignas y cantaban consignas religiosas. “Moriremos y no nos alistaremos, nazis” y “A la cárcel y no al ejército” eran algunos de los mensajes, según informó el Times of Israel.
En el lugar había una fuerte presencia policial, incluidos agentes a caballo con equipo antidisturbios. Como los manifestantes se negaban a desalojar la zona, los agentes de la ley comenzaron a inmovilizar a los manifestantes en el suelo y a llevárselos a rastras.
En un momento dado, los ultraortodoxos rompieron el cordón policial y se produjeron más enfrentamientos. Los vídeos del lugar sugieren que al menos un manifestante resultó herido.
Se estima que el número de judíos haredim en Israel supera el millón. Estos fundamentalistas religiosos han intentado tradicionalmente limitar su contacto con la mayoría judía más secular. La comunidad ultraortodoxa sostiene que el servicio militar interrumpiría su estudio de la Torá, perturbaría sus largos tiempos de oración y haría inevitable el contacto con el sexo opuesto.