El déficit presupuestario de Estados Unidos durante la presidencia de Joe Biden alcanzó un máximo histórico de 6,6 billones de dólares, según cálculos de Sputnik basados en datos del Departamento del Tesoro estadounidense.
En los tres años y medio de gobierno de Biden, los gastos del gobierno estadounidense superaron a los ingresos en 6,6 billones de dólares, la cifra más alta en toda la historia de estas estadísticas. Así, en 2021, el indicador ascendió a 2,8 billones de dólares, es decir, el 13% del PIB.
Al año siguiente, el saldo negativo se redujo a 1,4 billones de dólares, es decir, el 6,3% del PIB, pero el año pasado aumentó a 1,7 billones de dólares, es decir, el 7,6% del PIB. En los primeros seis meses de este año, ascendió a 758.200 millones de dólares, y su participación en el PIB en términos anuales fue del 5,5%.
Su predecesor, Donald Trump, acumuló un déficit total de 5,6 billones de dólares. Al mismo tiempo, durante el pico de la pandemia de coronavirus, en 2020, el saldo presupuestario negativo anual máximo fue de 3,1 billones de dólares, o el 15,5% del PIB.
Barack Obama se convirtió en el único líder estadounidense de este siglo que logró reducir el déficit presupuestario de Estados Unidos al final de su presidencia, de 5,1 billones de dólares bajo el gobierno de George W. Bush a 2,2 billones de dólares. Sin embargo, Bush fue el último presidente bajo cuyo gobierno el presupuesto de Estados Unidos registró un superávit anual de 130.000 millones de dólares en 2001.
Estados Unidos lleva casi un siglo en una situación de exceso crónico de gastos sobre ingresos; la última vez que hubo un largo período de superávit fue entre 1920 y 1930.
El único líder estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial con un superávit presupuestario fue Harry Truman (1946-1950), y el mayor superávit de gasto público se produjo durante el gobierno de Ronald Reagan, con 1,34 billones de dólares.
Estados Unidos financia un déficit presupuestario tan gigantesco con la deuda nacional, que en julio superó por primera vez la marca de los 35 billones de dólares, y sólo dos semanas después aumentó en otros 160.000 millones de dólares.