La Comisión Europea ha pedido a Hungría que explique su reciente decisión de flexibilizar los requisitos de visado para los ciudadanos rusos y bielorrusos, lo que a Bruselas le preocupa que “pueda conducir a una elusión de facto ” de las restricciones del bloque y socavar los estándares de seguridad en todo el espacio Schengen sin pasaporte.
“Rusia es una amenaza para la seguridad. Necesitamos más vigilancia, no menos. Dar a potenciales espías y saboteadores rusos un acceso fácil a la UE socavaría la seguridad de todos nosotros”, dijo Ylva Johansson, Comisaria Europea de Asuntos Internos.
“Si su plan de fácil acceso es un riesgo, actuaremos”.
En una carta dirigida al Ministerio del Interior de Hungría, fechada el 1 de agosto, Johansson cuestiona los nuevos cambios en el sistema de Tarjeta Nacional del país, que simplifica los procedimientos de visado y los controles de antecedentes de seguridad para “trabajadores invitados” en sectores específicos
El permiso dura dos años y puede renovarse por tres años más, allanando el camino para calificar para la residencia permanente.
A principios de julio, coincidiendo con el inicio de la presidencia húngara del Consejo de la UE y el polémico viaje de Viktor Orbán a Moscú, el país amplió la Tarjeta Nacional a los ciudadanos de Rusia y Bielorrusia. Anteriormente estaba abierta a los solicitantes de Ucrania, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Moldavia, Montenegro y Serbia.
Budapest dice que muchos de estos trabajadores serán empleados en la construcción de una planta nuclear que utilizará tecnología rusa, que Orbán ha insistido en que quede exenta de sanciones.
La actualización pasó inicialmente desapercibida hasta que Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo (PPE) de centroderecha, envió una carta a finales de julio al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, exigiendo un debate a nivel de líderes.
Las nuevas reglas “cuestionables” “crean graves lagunas para las actividades de espionaje” y podrían permitir que “un gran número de rusos entren en Hungría con una supervisión mínima, lo que plantea un grave riesgo para la seguridad nacional”, dijo Weber en su carta, reportada por primera vez por el FT.
El portavoz de Orbán calificó las palabras de Weber de “absurdas e hipócritas” y dijo que el sistema migratorio de Hungría era el “más estricto” del bloque.
‘Consecuencias apropiadas’
La Comisión, encargada de garantizar que la legislación nacional cumpla con las normas de la UE, se sumó el jueves por la noche a la creciente polémica.
“Debemos permanecer vigilantes mientras Rusia emplea todas las herramientas no convencionales para desestabilizar la Unión Europea y sus valores”, dice Johansson en su misiva.
En el centro de las preocupaciones de la Comisión está el funcionamiento del Espacio Schengen, una vasta región que abarca 450 millones de ciudadanos en 29 países europeos y donde se han abolido los controles fronterizos para permitir un tránsito fluido de personas.
Si bien cada estado miembro tiene derecho a diseñar e implementar sus propios requisitos de visado, todos están sujetos a un conjunto común de normas mínimas para garantizar la uniformidad. Una vez que se permite a un nacional de un tercer país entrar en un país Schengen, puede moverse libremente por todo el espacio, lo que significa que las autoridades deben confiar en las decisiones de los demás.
Cualquier plan para atraer trabajadores extranjeros “debe ser cuidadosamente equilibrado para no poner en riesgo la integridad de nuestro espacio común sin controles fronterizos internos y considerar debidamente las potenciales implicaciones de seguridad”, escribió Johansson.
“Es de suma importancia tener en cuenta las consideraciones de seguridad y migratorias de todos los demás Estados Schengen”.
A pesar de la serie de sanciones impuestas desde el inicio de la guerra en Ucrania, los ciudadanos rusos y bielorrusos todavía pueden entrar en el territorio de la UE. Sin embargo, el cierre del espacio aéreo a los vuelos operados por Rusia y las estrictas restricciones a los viajes por tierra dificultan el ingreso de esos ciudadanos al bloque.
En el verano de 2022, la UE suspendió su acuerdo de facilitación de visados con Rusia y acordó intensificar el escrutinio sobre las futuras solicitudes presentadas por turistas rusos.
La Tarjeta Nacional de Hungría podría poner en peligro este marco colectivo, advierte Johansson, ya que podría debilitar la obligación de “evaluar si las personas que cruzan la frontera exterior representan una amenaza para el orden público, la seguridad interior, la salud pública o las relaciones internacionales”, así como la aplicación de sanciones.
Budapest tiene hasta el 19 de agosto para responder a una serie de preguntas adjuntas a la carta del Comisario, que no se han hecho públicas. Después, Bruselas “sacará las consecuencias pertinentes”.