Berlín busca formas de abordar su déficit presupuestario y al mismo tiempo cumplir su compromiso con la OTAN de aumentar el gasto en defensa.
El presupuesto propuesto por Alemania para 2025 pretende reducir la ayuda militar a Ucrania en un 50%, informó Reuters el miércoles después de revisar el borrador.
El gobierno planea adoptar el documento más tarde, después de meses de disputas, dijo la agencia de noticias. En 2024, Alemania asignó 8.000 millones de euros (8.750 millones de dólares) para armar y entrenar a las tropas ucranianas contra Rusia, pero el próximo año pretende reducir esa cantidad a la mitad, dijo.
En 2022, el canciller Olaf Scholz anunció un “Zeitenwende” (un punto de inflexión histórico para Alemania) cuando su gobierno de coalición presentó un plan por valor de 100.000 millones de euros para modernizar el ejército. Se prevé que el fondo especial de modernización se agote en 2028, cuando Alemania espera cumplir con la recomendación de la OTAN de gastar el 2% del PIB en defensa. El país también se unió a otros miembros del bloque liderado por Estados Unidos para apoyar a Kiev con armas y otras formas de ayuda.
Según Reuters, la recesión económica, causada en parte por la desvinculación de la economía alemana de la rusa, ha dejado en el presupuesto federal una brecha de 17.000 millones de euros entre el gasto previsto y los ingresos. El plan financiero para el próximo año cuenta con una fuerte recuperación económica.
El gobierno también quiere autorizar un endeudamiento adicional de 11.000 millones de euros en el marco de un presupuesto complementario para 2024, que pretende aprobar junto con el presupuesto de 2025, según Reuters. Su objetivo total de endeudamiento neto hasta 2028 es de 50.300 millones de euros.
A principios de este mes, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, instó a la UE a considerar su plan para resolver el conflicto de Ucrania lo antes posible, presionando a Kiev y Moscú para que mantengan conversaciones de paz y acepten concesiones.
Su gobierno ha mantenido desde el inicio de las hostilidades en 2022 que la respuesta de Bruselas a la crisis es autolesiva, ya que las sanciones económicas impuestas a Rusia han tenido consecuencias negativas para los Estados miembros. Según se informa, los líderes de la UE han rechazado el llamamiento de Orban.
La economía alemana se vio especialmente afectada por su decisión de rechazar el gas natural ruso. El combustible barato suministrado a través de gasoductos había impulsado a la principal economía de la UE durante décadas, antes del conflicto de Ucrania.
El gobierno de Scholz pretendía sustituir las fuentes energéticas rusas por energías renovables e importaciones más caras de gas natural licuado procedente de naciones que Berlín considera aceptables, incluido Estados Unidos.