El mayor sindicato de Francia, la Confederación General del Trabajo (CGT), ha amenazado con protestas nacionales si el presidente Emmanuel Macron se niega a llamar a gobernar a la alianza de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP).
El 10 de julio, los trabajadores ferroviarios de la CGT convocaron a manifestaciones en toda Francia frente a las prefecturas y la Asamblea Nacional el 18 de julio, cuando se espera que el Parlamento francés tome posesión, para exigir un gobierno dirigido por el NFP.
“La CGT y sus organizaciones llaman solemnemente a Emmanuel Macron a respetar los resultados de las urnas”, afirman los trabajadores.
“No se trata de continuar con la política económica y social violenta. El nuevo gobierno debe formarse lo antes posible en torno al programa del Nuevo Frente Popular”.
Las demandas del sindicato fueron una respuesta directa a la carta de Macron a los ciudadanos franceses del 10 de julio.
Dirigiéndose a los ciudadanos franceses, afirmó lo siguiente sobre las recientes elecciones generales: “Al final, nadie ganó. Ninguna fuerza política tiene una mayoría suficiente y los bloques o coaliciones que han surgido de estas elecciones son todos minoritarios”.
Macron instó entonces a los diputados a unirse y proponer “una fuerza política amplia que responda a una serie de criterios que garanticen la estabilidad institucional y nacional”.
«Es a la luz de estos principios que nombraré un Primer Ministro», afirmó.
Sophie Binet, líder de la CGT, apoyó públicamente a los trabajadores ferroviarios.
“Debemos sumarnos a estas concentraciones para poner bajo vigilancia la Asamblea Nacional”, dijo el 11 de julio.
“Tiene que haber presión para que se respeten los resultados de las elecciones”.
El sindicalista de 42 años advirtió que Macron “debe ser el garante de la democracia y de las urnas. Si Emmanuel Macron no respeta la elección de las urnas, el país se hundirá en el caos”.
Según Binet, la carta del presidente fue “una fuente de gran enojo en el país”.
Phillipe Poutou, líder del partido radical anticapitalista francés (NPA), también convocó a protestas masivas.
“Es muy probable que para conseguir un gobierno de izquierdas que siga una política de izquierdas, tengamos que presionar muy fuerte desde abajo, mediante la movilización unitaria, las manifestaciones, las huelgas. Es la única manera de contrarrestar las maniobras y la hostilidad de los dominantes”, afirmó en X.
Muchos políticos de extrema derecha y de centroderecha prometieron derrocar a cualquier gobierno de izquierda.
El diputado Sébastien Chenu, vicepresidente del Agrupamiento Nacional, afirmó que no apoyaría una administración de ese tipo.
“No quiero un gobierno del Frente Popular, apoyaremos una moción de censura contra ellos si se presenta la oportunidad”, dijo el 10 de julio.
“No queremos que nuestro país sea destruido, no queremos la ruina de la economía y el desarme de nuestra policía”.