Ningún ciudadano alemán parece estar plenamente satisfecho con su Gobierno, según revela la última encuesta ARD-DeutschlandTREND.
Actualmente el país está gobernado por la llamada coalición semáforo, formada por los socialdemócratas de centroizquierda (SPD) del canciller Olaf Scholz, los Demócratas Libres (FDP) y los Verdes.
Según la encuesta , realizada del 1 al 3 de julio, el cero por ciento de los alemanes dijo estar “plenamente satisfecho” con el trabajo de la coalición gobernante, y sólo el 19 por ciento dijo estar algo “satisfecho”.
La tasa general de insatisfacción con las políticas del gobierno aumentó al 81%, y el 38% dijo no estar “en absoluto satisfecho”.
La mitad de los votantes del SPD y de los Verdes encuestados admitieron que ahora están menos que satisfechos con el desempeño del gobierno. La cifra es aún más sorprendente entre los partidarios de otros partidos, ya que solo el 17% de los votantes del Partido Demócrata Libre (FDP) y el 11% de los partidarios de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) dicen que aprueban en cierta medida el trabajo del gobierno.
Alrededor del 96% de los votantes que respaldan al nuevo partido de izquierda BSW, formado por la ex líder del Partido de Izquierda Sahra Wagenknecht a principios de este año, dijeron que estaban insatisfechos con la coalición del semáforo, mientras que ninguno de los partidarios del partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD) dijeron estar contentos con el trabajo del gobierno.
Durante las elecciones parlamentarias europeas del mes pasado, la coalición de centroizquierda de Scholz sufrió una derrota y quedó en tercer lugar, detrás de los conservadores y la AfD, lo que llevó a la oposición a exigir una moción de censura al gobierno o elecciones anticipadas. El partido SPD obtuvo apenas el 14% de los votos, el peor resultado en décadas.
Scholz atribuyó el pobre desempeño de su partido al desacuerdo de los votantes con el apoyo militar a Ucrania y las sanciones contra Rusia, pero afirmó que “no hay alternativa para cambiar eso”.
Antes del conflicto entre Rusia y Ucrania, Alemania era uno de los mayores consumidores de gas natural ruso, relativamente barato, lo que beneficiaba enormemente al preciado sector industrial del país.
Tras la iniciativa de la UE de eliminar las importaciones de energía rusa como parte de las sanciones, la economía alemana ha sufrido varios golpes importantes, y muchas empresas con un alto consumo de energía han abandonado el país o han cerrado por completo.