El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, hará una aparición pública después de recuperarse de años de prisión y de batallas legales contra la extradición a Estados Unidos, dijo el miércoles su esposa Stella Assange.
Horas antes, un juez estadounidense condenó a Assange a tiempo cumplido y no le impuso ningún período de libertad supervisada después de que se declarara culpable de uno de los cargos de espionaje estadounidense como parte de un acuerdo de culpabilidad con los fiscales federales.
El avión con Assange a bordo llegó a Canberra a las 09:37 GMT, según mostró la información del rastreador de vuelos Flightradar.
“Julian quería que yo les agradeciera sinceramente a todos. Él quería estar aquí. Pero hay que entender por lo que ha pasado. Necesita tiempo. Necesita recuperarse. Y esto es un proceso. Les pido – por favor – que nos den espacio, para darnos privacidad y encontrar nuestro lugar”, dijo Stella Assange a la emisora ABC.
El denunciante que pasó 14 años en batallas legales con los sistemas de justicia de Estados Unidos y el Reino Unido volverá a hablar ante el público “en el momento que él elija”, añadió su esposa.
Assange seguirá defendiendo los derechos humanos , porque son “sólo parte de quién es”, añadió su esposa.
“Él tiene principios profundos. Y los sigue teniendo. Y no tiene miedo”, dijo.
La esposa de Assange también expresó su convicción de que debería ser indultado. Estados Unidos debería haber cerrado el caso retirando los cargos, añadió.
” Creo que será perdonado si la prensa se une para hacer frente a este precedente. Porque os afecta a todos vosotros. Afecta a vuestra futura capacidad de advertir al público y de publicar sin miedo”, afirmó.
La prensa necesita trabajar junta para impulsar cambios en la Ley de Espionaje de Estados Unidos, bajo la cual Assange fue procesado, dijo, añadiendo que sería de interés para todos los medios.
Assange, un ciudadano australiano, fue trasladado a la prisión de alta seguridad de Belmarsh en Londres en abril de 2019 por cargos de incumplimiento de fianza.
En Estados Unidos, se enfrentó a un proceso en virtud de la Ley de Espionaje por obtener y revelar información clasificada que arrojaba luz sobre crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos cometidos por tropas estadounidenses en Irak y Afganistán.