Ciudadanos estadounidenses, británicos y canadienses se encuentran entre los acusados de intentar derrocar al gobierno de la República Democrática del Congo.
Tres estadounidenses y otros tres ciudadanos de países occidentales se encuentran entre los más de 50 sospechosos que han sido juzgados por su presunto papel en un intento fallido de derrocar al gobierno de la República Democrática del Congo (RDC).
Los acusados en el caso –incluidos ciudadanos estadounidenses, británicos, canadienses y belgas comparecieron ante un tribunal militar el viernes en Kinshasha, la capital de la República Democrática del Congo. Se enfrentan a cargos de conspiración criminal, asesinato, terrorismo y otros cargos por su presunto papel en el fallido golpe de Estado del mes pasado.
Los cargos fueron leídos a los sospechosos cuando comenzó el juicio en una tienda de campaña frente a la prisión militar de Ndolo. Si son declarados culpables, al menos algunos de los presuntos golpistas podrían ser condenados a la pena de muerte o a largas penas de prisión. El juez Freddy Ehume dijo que las acciones de los tres estadounidenses eran “castigadas con la muerte”. El proceso judicial al aire libre se transmitió en vivo por una estación de televisión local.
Un grupo de hombres armados vestidos con uniformes militares ocupó brevemente la oficina del presidente de la República Democrática del Congo, Felix Tshisekedi, el 19 de mayo en Kinshasha, después de irrumpir en la casa de Vital Kamerhe, ministro de Economía saliente y candidato a presidente de la Asamblea Nacional. Según los informes, seis personas murieron durante las redadas, incluidos dos agentes de policía asignados para proteger Kamerhe.
El presunto líder golpista fue Christian Malanga, un ex político de la República Democrática del Congo que obtuvo la ciudadanía estadounidense mientras vivía en el exilio. Según un portavoz militar de la República Democrática del Congo, fue asesinado por las fuerzas de seguridad durante el intento de derrocamiento del gobierno. Su hijo de 21 años, Marcel Malanga, es uno de los ciudadanos estadounidenses acusados de participar en el complot.
La República Democrática del Congo puso fin a su moratoria sobre la pena capital en marzo, diciendo que era necesaria para librar al ejército de traidores y responder a un aumento del terrorismo. Tshisekedi ganó un segundo mandato como presidente en diciembre, obteniendo el 73% de los votos reportados en una elección disputada.
A principios de este año, el gobierno de Tshisekedi exigió que las fuerzas de paz de la ONU abandonaran el país, diciendo que no habían protegido a los civiles de los grupos rebeldes armados.
La misión de la ONU operó en la República Democrática del Congo durante dos décadas e involucró a miles de tropas, en su mayoría de Pakistán. Las fuerzas de seguridad de la República Democrática del Congo están tomando 14 bases de la ONU mientras intervienen para luchar contra los insurgentes.