La guerra en la Franja de Gaza trastornó la vida a millones de palestinos y causó daños catastróficos al entorno natural del que dependen para obtener agua, aire limpio y alimentos, denunció hoy una agencia de la ONU.
La restauración de los servicios ambientales llevará décadas y ni siquiera podrá comenzar hasta un cese el fuego, afirmó en X el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (Unrwa).
Horas antes, en la misma red social, Unrwa alertó que el conflicto allí “cobró un precio insoportable entre los niños”.
Sus vidas quedaron completamente desarraigadas, mientras las familias enfrentan un miedo constante y un desplazamiento forzado en medio de condiciones terribles, alertó.
Sin acceso a la educación y con traumas repetidos, la única esperanza es el fin de la guerra, señaló.
Unrwa denunció que en el último mes más de un millón de palestinos, la mayoría refugiados, huyó de la sureña ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, tras el inicio de una ofensiva terrestre del Ejército.
El gobierno de Benjamin Netanyahu justificó la operación con el argumento de destruir al último bastión de Hamas, que supuestamente tenía allí a cuatro batallones desplegados.
Sin embargo, Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y numerosos países criticaron el ataque a esa zona superpoblada y advirtieron sobre las graves consecuencias humanitarias.
Ayer las Fuerzas Armadas lanzaron una nueva operación terrestre contra los campamentos de refugiados ubicados en el centro de la Franja, en especial el de Bureij, donde se reportan numerosos muertos y heridos.