El Gobierno francés ha comenzado el protocolo de evacuación de los turistas nacionales en el territorio de ultramar de Nueva Caledonia después de días de disturbios en el archipiélago del Pacífico por una iniciativa, ahora mismo paralizada, para extender el derecho a voto a los residentes franceses.
Los turistas, aproximadamente unos 530, según las autoridades francesas, han sido trasladados este sábado a Australia y Nueva Zelanda en aviones militares, en una escala previa antes de regresar a Francia en vuelos comerciales.
“Continúan las medidas de acompañamiento a los extranjeros y a los turistas franceses”, en la primera vez que las autoridades francesas se refieren a la situación de los turistas desde el estallido de la crisis en Nueva Caledonia, según BFMTV.
El territorio lleva en estado de emergencia desde la semana pasada tras la ola de disturbios que ha dejado siete muertos y cientos de detenidos y obligado a Francia al despliegue de fuerzas de seguridad adicionales en el archipiélago.
Asimismo, el Alto Comisionado de Francia en el territorio ha informado este sábado de que un total de 372 personas han sido detenidas desde el inicio de la violencia.
Además de los siete muertos — entre ellas tres canacos, dos gendarmes y un caldoche (caledonio de origen europeo) y que “115 policías y gendarmes resultaron heridos”.
Australia y Nueva Zelanda comenzaron a evacuar a sus residentes a principios de esta semana, mientras el aeropuerto de la capital, Numea, sigue cerrado a todos los vuelos comerciales
Las protestas comenzaron en respuesta a las reformas electorales propuestas que darían a los ciudadanos franceses el derecho a votar en las elecciones provinciales después de 10 años de residencia en el territorio.
La población indígena canaca de Nueva Caledonia, que ha hecho campaña durante mucho tiempo por la independencia, acusó a París de seguir adelante con la controvertida reforma sin considerar una fuerte oposición entre la mayoría de los residentes del territorio.
Durante la visita que efectuó al territorio el pasado jueves, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció la entrada en pausa de la reforma hasta que la situación se calme y se puedan reanudar las conversaciones políticas.