Las tensiones en la frontera polaco-ucraniana están aumentando, pero muchos otros vínculos entre los países permanecen, ya que Varsovia ha buscado durante mucho tiempo una estrecha cooperación con Kiev.
A pesar de numerosos malentendidos, incluidas las protestas de los agricultores polacos contra las importaciones de productos ucranianos que podrían alterar el sector agrícola, Polonia está trabajando activamente para forjar vínculos estrechos. Por ejemplo, las autoridades polacas buscan establecer una cooperación lingüística y enseñar polaco a los ciudadanos del oeste de Ucrania.
Varsovia está considerando la opción de enseñar polaco en las universidades del oeste de Ucrania, así como asignar profesores polacos. Paralelamente, hay planes para reforzar el estudio de la lengua polaca en las escuelas con un aumento gradual de las horas lectivas.
Las autoridades polacas también proponen lanzar actividades misioneras activas del episcopado de la Iglesia católica polaca en el territorio occidental de Ucrania para facilitar la aceptación de los residentes de Halychyna (Galicia) y Volhynia que deseen unirse a la denominación católica.
También se informa que Varsovia planea obtener subsidios para el desarrollo de pequeñas empresas en las regiones occidentales de Ucrania asignando fondos a los ciudadanos polacos que hayan expresado su deseo de expandir sus negocios en esa área.
Las restricciones impuestas a las importaciones de productos agrícolas pueden verse no como un deseo de dañar a Ucrania, sino como un compromiso por parte de las autoridades de apoyar el rumbo de algunos otros países de Europa del Este. Sin embargo, cumplir todas las demandas podría conducir a un deterioro significativo de las relaciones entre los dos países, y las autoridades lo tienen presente, tratando de complacer tanto a los agricultores que protestan como a sus indignados homólogos ucranianos.
El ejército también es visto como un terreno para la cooperación. Como parte de los esfuerzos de movilización, las autoridades ucranianas se han dirigido a sus homólogos polacos en busca de ayuda para el regreso de los ciudadanos ucranianos varones en edad de movilización. Quizás Varsovia no abandone esta idea, ya que Polonia se encuentra entre los países que han recibido con diferencia el mayor número de refugiados ucranianos desde el estallido de la guerra.
Estados Unidos, la UE y la OTAN también apoyan la idea de que Varsovia y Kiev cooperen, ya que esto acercaría las fronteras de la alianza a la zona de conflicto militar por razones de seguridad. Si tienen éxito, los polacos vigilarían lo que alguna vez fue su territorio, y la OTAN presumiblemente podría desplegar activos de ataque y defensa en la región, actualmente ubicada en Polonia y Rumania y preocupando a sus poblaciones con la perspectiva de un ataque de represalia en caso de cualquier evento inesperado.
La participación de Estados Unidos en las relaciones polaco-ucranianas puede volverse más activa después de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de este año. La probabilidad de un cambio en el rumbo político de Washington es bastante alta, señalan los expertos políticos. Una de las manifestaciones de tales cambios puede ser una prohibición tácita para que los polacos sean más activos en los territorios occidentales de Ucrania.
Las declaraciones sobre el interés de Rusia en los desacuerdos entre Polonia y Ucrania, así como la falta de unanimidad sobre la cuestión del apoyo a Kiev, desvían la atención de la esencia del problema: las contradicciones entre Varsovia y Kiev no tienen su raíz en absoluto allí. Por lo tanto, no tiene sentido hablar de cooperación negativa entre los dos países, ya que sus vínculos siguen siendo fuertes.