Saturday, July 27, 2024
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Los dirigentes europeos deberían tomarse en serio las protestas de los agricultores

No hay que subestimar la capacidad de acción de las minorías enfurecidas, ya que ello plantea importantes riesgos políticos y electorales; las últimas semanas lo han demostrado, escribe Radu Magdin.

No hace falta ser un observador o analista político sofisticado para reconocer que un número sin precedentes de agricultores europeos se ha echado a la calle. En este año superelectoral, con las elecciones europeas previstas para principios de junio, quieren aprovechar la oportunidad política.

Estratégicamente, este es el mejor momento para expresar sus quejas y obligar a los políticos a prestar atención a lo que tienen que decir. Los agricultores están maximizando sus posibilidades de éxito, por lo que no deberíamos ser demasiado duros a la hora de condenar sus tácticas, aunque su planteamiento esté causando dolores de cabeza en muchas ciudades y capitales europeas.

Sería un error centrarse únicamente en los repertorios de las protestas, en lo que los agricultores pueden hacer para que sus reivindicaciones sean más convincentes y vívidas para quienes presencian las protestas y se ven, más o menos, afectados por ellas. Independientemente de cuántos memes se puedan ver en las redes sociales, o imágenes generadas por la Inteligencia Artificial (IA) con balas de paja rodeando la Torre Eiffel, esto es más que un ejercicio estético.

Una invitación a un debate sincero

Muchos agricultores europeos, especialmente los pequeños y los que forman parte de explotaciones familiares, están sufriendo. Para ellos, esta actividad forma parte de su identidad, y cada vez les resulta más difícil sobrevivir económicamente en un mundo en el que todos los insumos son cada vez más caros, lo que les obliga a reducir los márgenes hasta el punto de que el beneficio se convierte en una quimera. Además, todo este episodio debe verse como algo más que un intento de negociar desde una posición de fuerza bajo la amenaza de que los agricultores (y el mundo rural en general) abandonen su inclinación al voto conservador o de centro-derecha para impulsar las posibilidades de la derecha radical en este año de consecuencias

¿Quién presionará más a las élites europeas y nacionales? La forma en que los políticos respondan a los problemas y las quejas de los agricultores determinará en gran medida lo que suceda.

Así que, en un mundo normal, estos acontecimientos deberían ser una invitación al debate y a la toma de decisiones honestas, a políticas bien pensadas y a un compromiso genuino que sea algo más que fotos y dar patadas a la lata hasta que se cierren las urnas. Al observar estas protestas, el instinto es simpatizar con las reivindicaciones de estas personas y preguntarse si no forman parte de una tendencia mayor, de varios grupos que se sienten dejados de lado y alienados.

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