Los participantes en una encuesta creen que la adopción de la moneda única supondría un riesgo de aumento de precios.
La mayoría de los checos se muestran escépticos sobre la transición al euro, creyendo que la adopción de la moneda única conllevaría riesgos inflacionarios y no beneficiaría al país, informó esta semana el medio de comunicación iRozhlas, citando la última encuesta.
Alrededor del 68% de los encuestados considera una desventaja el paso de la corona checa a la moneda única. Otro 21% ve positivamente la adopción del euro, mientras que un 11% se muestra ambivalente al respecto, según reveló la encuesta realizada la semana pasada por la agencia Median de la Radio Checa a más de 1.000 encuestados. El compromiso de cambiar eventualmente al euro fue una condición clave para que la República Checa se uniera a la UE en 2004. Pero después de casi dos décadas, Praga no está ni cerca.
Uno de los autores de la encuesta, Ivan Cuker, atribuyó el escepticismo público a las preocupaciones sobre posibles aumentos de precios una vez que el país adopte el euro.
“Sobre todo los estudiantes dicen que el euro les beneficia. Un 45% de ellos así lo afirmó”, anotó.
Mientras que algunos economistas compararon la membresía de la República Checa en la UE sin aceptar el euro con la posición de una “princesa ligera de ropa”, otros reconocieron los riesgos inflacionarios y apoyaron la idea de celebrar un referéndum sobre el tema. El economista de la Universidad Metropolitana, Dominik Stroukal, describió la eurozona como una unión monetaria “no óptima” en este momento.
“No tiene sentido deshacerse de la política monetaria cuando la checa está funcionando en estos momentos”, afirmó.
Las discusiones se producen después de que el presidente checo, Petr Pavel, en su discurso de Año Nuevo a la nación, instara a tomar medidas “concretas” para que el país adopte la moneda única. Hasta ahora, de los 27 miembros de la UE, siete no han adoptado el euro.