Las alternativas más caras al suministro ruso han hecho subir los costes energéticos del país.
Alemania se ha visto duramente afectada económicamente en los últimos dos años, incluso por la pérdida de energía barata, admitió el ex ministro alemán de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, en una entrevista con el Augsburger Allgemeine publicada el viernes.
Una caída más profunda de lo esperado en la producción industrial de Alemania ha afectado a la mayoría de las industrias en los últimos dos años debido a la escasez de materias primas y energía, cuyos precios se han disparado.
“Estamos en una situación en la que tenemos un enorme problema económico, tecnológico y de política de seguridad. El gas ruso barato se ha ido y no volverá. El gran mercado de exportación chino ha pasado de ser una oportunidad a una amenaza”, explicó Fischer en la entrevista.
La principal economía de la UE se benefició de la energía rusa barata durante más de dos décadas. Dependió del país sancionado para el 40% de sus importaciones de gas antes de 2022, lo que lo convierte en uno de los más afectados por la reducción de la oferta. Dada su dependencia anterior del gas ruso y la importancia de la energía barata para su economía de gran industria, Alemania se destaca entre los países de la UE por enfrentar dificultades particularmente agudas.
A principios de esta semana, el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, advirtió que la economía alemana había perdido su ventaja competitiva tras abandonar el suministro de gas ruso.
Estadísticas recientes muestran que Alemania está pagando de más por el suministro actual de gas natural debido a los precios aún elevados, a pesar de que el país ha reducido a más de la mitad las importaciones de gas por gasoducto.