Al menos un ‘casco azul’ ha fallecido y otros cinco han resultado heridos, dos de ellos de gravedad, por la detonación de un artefacto explosivo al paso del convoy de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en República Centroafricana (MINUSCA) en la aldea de Mbindale, a 45 kilómetros de la ciudad de Paoua, en el noroeste del país.
El fallecido ha sido identificado como Atebele Emmanuel Steve y formaba parte de un contingente camerunés que estaba escoltando a un equipo de la Organización Internacional para las Migraciones. Sus compañeros heridos en la explosión han sido evacuados y trasladados a un hospital para recibir tratamiento médico.
La jefa de la misión, Valentine Rugwabiza, ha condenado “enérgicamente” el uso de explosivos y ha subrayado que “constituye una de las amenazas más mortales para la protección de los civiles, la entrega de ayuda humanitaria y las actividades de las poblaciones en las zonas afectadas, según reza un comunicado de la MINUSCA.
Rugwabiza, que ha aplaudido “solemnemente la memoria, dedicación y compromiso” del pacificador, ha pedido a las autoridades centroafricanas que “no escatimen esfuerzos para identificar a los responsables de este ataque contra las fuerzas de paz y llevarlos ante la justicia”, recordando que cualquier ataque a la vida de un personal de mantenimiento de paz puede considerarse un crimen de guerra.
Por su parte, el portavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, que se ha sumado a la condena y ha trasladado sus condolencias a los seres queridos del fallecido, ha subrayado la importancia del Derecho Internacional Humanitario y ha reafirmado la solidaridad de la ONU con el pueblo y el Gobierno de República Centroafricana.
A mediados de noviembre de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU renovó por un año el mandato de la MINUSCA con 14 votos a favor y la abstención de Rusia, manteniendo la cifra actual de tropas, que incluye 14.400 militares, 3.020 policías y 108 agentes penitenciarios.