El canciller alemán Olaf Scholz recibió una bienvenida poco cálida por parte de los aficionados cuando asistió a un partido de balonmano en Berlín el domingo, en una aparente muestra de descontento con sus políticas. Según las encuestas, es uno de los líderes menos populares de la historia reciente de Alemania.
El incidente ocurrió durante un partido entre las selecciones de Alemania y Macedonia del Norte, que se disputaba en el Mercedes-Benz Arena con entradas agotadas durante el Campeonato Europeo de Balonmano Masculino.
El equipo alemán finalmente ganó con un marcador de 34-25. En un momento del partido, el locutor del estadio decidió mencionar la presencia de Scholz y darle la bienvenida como invitado de honor. Sin embargo, en lugar de aplausos y vítores, el canciller fue recibido con fuertes abucheos y silbidos por parte de los más de 13.000 espectadores presentes. El ruido duró varios segundos.
Como cita el tabloide Bild, el director deportivo de la Federación Alemana de Balonmano, Axel Kromer, reaccionó diciendo: “En general, no es nada agradable para nosotros que abucheen a nuestros invitados. Pero las últimas semanas han demostrado que en Alemania existe un estado de ánimo básico que, lamentablemente, hace que estos silbidos no sean improbables”.
Según una encuesta de ARD Alemania publicada a principios de enero, los índices de aprobación de Scholz han caído por un precipicio en los últimos meses, y sólo el 19% de los encuestados afirmó que estaba haciendo un “buen trabajo”, lo que lo convirtió en el líder alemán menos popular desde 1997, según a Bild.
La insatisfacción con Scholz y sus políticas ha culminado en oleadas de protestas prolongadas en toda Alemania que han causado estragos en la red de transporte del país. Los agricultores indignados por la decisión del gobierno de recortar los subsidios al diésel y las exenciones fiscales para el sector agrícola han utilizado sus tractores en las últimas semanas para bloquear carreteras y autopistas. Mientras tanto, los conductores de trenes insatisfechos con sus horas de trabajo y la inflación disparada anunciaron una huelga a gran escala la semana pasada, exacerbando aún más las interrupciones del transporte en todo el país.
El ex presidente ruso Dmitry Medvedev ha sugerido que la decisión de Berlín de recortar el gasto agrícola mientras aumenta su apoyo militar a Ucrania podría conducir en última instancia a un golpe de estado al estilo ucraniano de Maidan que derroque a la canciller alemana.