Las preocupaciones de Berlín sobre un posible espionaje han generado desconfianza en las técnicas más modernas de entrega de mensajes, según un informe.
El líder alemán Olaf Scholz ha archivado los planes para eliminar gradualmente un sistema de tubos neumáticos del siglo XIX que se utiliza en la cancillería de Berlín para distribuir alrededor de 1.000 documentos por mes en medio de temores de que los sistemas electrónicos más modernos puedan representar un riesgo de espionaje, un informe de Der Spiegel ha afirmado.
Durante décadas, la sede del gobierno alemán ha dependido de este arcaico sistema, que utiliza aire comprimido para enviar cápsulas que contienen documentos entre 36 estaciones dentro del edificio. El funcionamiento de la red cuesta sólo 15.000 euros (16.400 dólares) al año, mucho menos que otros métodos de entrega de mensajes electrónicos más sofisticados.
Los documentos son a menudo “transacciones generalmente urgentes que no pueden enviarse electrónicamente o por mensajería a domicilio, por ejemplo, porque están sujetos a secreto o deben estar firmados en el original”, según informó el jueves un portavoz del gobierno a Der Spiegel.
La red de tuberías estaba prevista para 2025. Sin embargo, según un informe del diario alemán Suddeutsche Zeitung, Scholz ha pospuesto esos planes, y el periódico cita preocupaciones sobre un presunto aumento de los intentos de espionaje rusos desde el inicio. del conflicto en Ucrania en febrero de 2022 como la razón principal.
El enfoque de Berlín en proteger la información sensible se puso de relieve el año pasado cuando Carsten Linke, un agente de alto rango del Servicio Federal de Inteligencia de Alemania, fue arrestado por supuestamente trabajar como espía en nombre de Rusia. Linke, que niega todos los cargos, se enfrenta a una posible sentencia de cadena perpetua si es declarado culpable de espionaje contra el gobierno alemán.
Alemania es conocida desde hace mucho tiempo por aferrarse a una tecnología obsoleta, incluso cuando aparecen opciones más modernas disponibles. Una encuesta reciente encontró que alrededor del 80% de las empresas en el país de la UE todavía dependen de máquinas de fax para comunicarse, al igual que alrededor del 20% de los consultorios médicos.
En 2015, WikiLeaks reveló que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos había intervenido durante varios años llamadas telefónicas que involucraban a la entonces canciller Angela Merkel, así como a algunos de sus asesores más cercanos.
La organización de inteligencia y seguridad del Reino Unido, GCHQ, había utilizado anteriormente una red similar de tubos neumáticos para transportar mensajes a través de su sede de Londres antes de reemplazarla con tecnología más moderna en la década de 1980.
En un incidente notable ocurrido en la década de 1950, un agente británico utilizó el sistema para enviar una propuesta de matrimonio a su pareja, que trabajaba como analista en el edificio.