El Gobierno de transición de Burkina Faso ha tachado de “sesgado” el análisis de la situación en el país por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que ha mostrado recientemente su preocupación por un “empeoramiento” de la situación de seguridad en el país.
“Mientras que las fuerzas combatientes de Burkina Faso obtienen victorias indiscutibles en las operaciones de recuperación del territorio nacional (…) la organización aparentemente enmascara su visión sobre la realidad de estos hechos”, reza un comunicado del Servicio de Información del Gobierno de Burkina Faso publicado en su cuenta de la red social Facebook.
Asimismo, ha rechazado las acusaciones de detenciones arbitrarias de políticos y miembros de la sociedad civil, y ha asegurado que se están respetando los derechos de los ciudadanos; por otro lado, ha criticado a la CEDEAO por su “silencio” respecto a las masacres perpetradas por grupos terroristas que operan en la región.
“En este crucial punto de inflexión en la historia de Burkina Faso, el Gobierno afirma que sus prioridades siguen centradas en las enormes cuestiones humanitarias y de seguridad, y agradecería a la CEDEAO que se sumara a esta lógica, siempre y cuando esté motivado por una voluntad real para unir fuerzas”, continúa la misiva.
A pesar de que la organización había insistido en la liberación de estas personas, también ha mostrado su “disponibilidad” para apoyar a las autoridades burkinesas en su lucha contra el terrorismo.
Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un ‘golpe palaciego’ contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Los continuos ataques en el país, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.