El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló hoy con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre la crisis migratoria en la frontera común.
La conversación ocurre en momentos que se reporta un aumento de inmigrantes sin precedentes, que exacerba uno de los problemas políticos de larga data del mandatario.
En su llamada, los dos presidentes coincidieron en que “se necesitan urgentemente medidas de aplicación de la ley adicionales” para reabrir los puertos en la frontera entre Estados Unidos y México, dijo a la prensa el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
El arribo de migrantes a esos puntos de entrada “ha agotado los recursos federales y provocó el cierre de puertos”, añadió el funcionario.
“Tuvieron la oportunidad de hablar sobre los esfuerzos en curso para gestionar los flujos migratorios sin precedentes en el hemisferio occidental, basándose en la Declaración de Los Ángeles para la migración y la protección”, añadió Kirby.
Altos funcionarios estadounidenses, incluido el secretario de Estado Antony Blinken, el secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas y la asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, viajarán a México en los próximos días para discutir nuevas acciones con la contraparte, señaló.
La seguridad fronteriza, que sigue siendo una vulnerabilidad para Biden en 2024, ha estado en primer plano este mes por las negociaciones en marcha de un acuerdo de inmigración vinculado a la solicitud suplementaria de ayuda militar para Ucrania.
Esas pláticas se estancaron ayer luego que el Senado -que había retrasado su receso por Navidad- no llegó a un acuerdo y decidieron abandonar Washington.
De manera, que la ayuda solicitada por Biden -a costa de eventuales concesiones a los republicanos en materia migratoria- quedará pendiente, como mínimo hasta que los miembros del Congreso regresen al Capitolio el 8 de enero venidero.
El expresidente Donald Trump aprovechó para intensificar su retórica antiinmigrante con frases como que son “el veneno en la sangre de nuestro país” y repetidas afirmaciones de que, en caso de llegar a la Casa Blanca en enero de 2025, hará deportaciones masivas.
Por su parte, su fiel aliado, el gobernador republicano de Texas Greg Abbott también dio una vuelta de tuerca con el envío de migrantes hacia ciudades lideradas por los demócratas, transportándolos en avión a Chicago, donde se celebrará la Convención Nacional Demócrata el próximo verano.
Sin dudas, estos serán vientos en contra para Biden en una campaña electoral que de seguro tendrá lenguaje para adultos, como algunas películas de Hollywood.