Corea del Norte ha descartado que se plantee reanudar las conversaciones políticas con el Gobierno de Estados Unidos tras la última oferta y ha reivindicado sus “derechos soberanos”, en aparente alusión al reciente lanzamiento de un satélite.
Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano, Kim Jong Un, y una de las figuras con más poder dentro del régimen, ha respondido en un mensaje publicado en inglés por la agencia oficial a la propuesta planteada por la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, que ofreció recientemente a Pyongyang reanudar las conversaciones.
Lo hizo durante una sesión en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un órgano que Pyongyang cataloga como “un territorio sin ley donde se viola impúdicamente la soberanía de los estados independientes” y “se aplican dobles raseros de manera imprudente”, todo ello por iniciativa de Washington y “algunas fuerzas que le siguen”.
Así, ha calificado de “débiles, falsos y absurdos” quienes critican los “derechos soberanos” de Corea del Norte, días después de que gran parte de la comunidad internacional, con Corea del Sur y Estados Unidos a la cabeza, cuestionasen el último lanzamiento de un satélite.
“La soberanía de un Estado independiente nunca puede formar parte de la agenda para negociaciones y, por tanto, Corea del Norte nunca se sentará cara a cara con Estados Unidos”, ha sentenciado Kim, alejando más aún cualquier posibilidad de relanzar un diálogo roto desde febrero de 2019, con Donald Trump aún en la Casa Blanca.
En este sentido, la hermana de Kim Jong Un considera que “la principal amenaza para la paz y la seguridad internacional no deriva del ejercicio del derecho soberano por parte de Corea del Norte, sino de las prácticas arbitrarias e injustas para reprimirlo”.
CRÍTICAS A COREA DEL SUR
El lanzamiento del satélite llevó al Gobierno de Corea del Sur a suspender parcialmente un acuerdo militar firmado en 2018 con su vecino del Norte, un hecho que Pyongyang también ha lamentado este jueves a través de su agencia. Considera que Seúl “ha quitado, con sus propias panos, el último resquicio de seguridad que quedaba” entre ambos.
Corea del Norte ha reforzado el despliegue de tropas en la frontera común tras este último desencuentro y, en un editorial publicado por la agencia KCNA, ha señalado que está “claro” que habrá una “consecuencia funesta” para Seúl, ya que el Ministerio de Defensa norcoreano no queda por tanto vinculado al acuerdo ahora en entredicho.
Pyongyang ha aprovechado igualmente para arremeter de nuevo contra las maniobras militares que organizan periódicamente Seúl y Washington, en los que ve una suerte de ensayo para un potencial ataque sobre Corea del Norte.