A escasas 72 horas hoy de la anunciada fecha límite para el cierre del Gobierno federal, un patrón familiar se repite, la falta de acuerdo entre los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Aunque, al parecer disminuyeron este lunes las posibilidades del perjudicial y temido shutdown (cuando las agencias del gobierno se quedan sin dinero), porque los demócratas dieron señales de que podrían ayudar al presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, a aprobar la resolución continua (CR) del financiamiento a corto plazo.
El plan de dos pasos propuesto por el republicano de Luisiana es su más importante prueba desde que asumió el cargo el pasado 25 de octubre luego de la destitución histórica de Kevin McCarthy por las presiones de ocho miembros de su bancada pertenecientes al ala más reaccionaria del hemiciclo.
Al menos nueve republicanos de la Cámara de Representantes habían expresado su oposición al plan hasta el lunes por la tarde.
Uno de ellos es Chip Roy (Texas), quien planteó su decepción con las tácticas del nuevo presidente y criticó el proyecto por no incluir ningún cambio en las políticas de asilo o en la financiación del Departamento de Seguridad Nacional.
Johnson sostiene que el plan de dos pasos dará al Congreso más tiempo para negociar sobre la financiación del año fiscal 2024 después de que los republicanos perdieron tres semanas en encontrar un reemplazo al derrocado McCarthy.
Según la CR, parte de la financiación gubernamental se agotaría el 19 de enero y el resto el 2 de febrero, un concepto que inicialmente adoptaron los miembros del conservador Freedom Caucus.
Pero ahora, muchos de esos miembros legisladores del flanco derecho están furiosos porque el proyecto de ley extiende la financiación a los niveles actuales (llamándolo una CR “limpia”) sin buscar concesiones políticas ni hacer recortes sustanciales al gasto, destacan medios locales.
“No apoyaré un status quo que no reconoce la irresponsabilidad fiscal y no cambia absolutamente nada mientras envalentona a un Senado que no hace nada y a un presidente fiscalmente analfabeto”, opinó en X el representante Scott Perry (Pensilvania), presidente del Freedom Caucus.
Biden dijo a los periodistas la víspera que no tomaría una determinación sobre si vetaría el proyecto de ley si llegaba a su escritorio.
Pese a que el enfoque de dos plazos preocupa a los demócratas, y el proyecto de ley no incluye la financiación para Israel y Ucrania que les hubiera gustado ver, «me complace que el presidente Johnson parezca estar avanzando en nuestra dirección», enfatizó el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer.
La observación del senador es porque se está tratando de promover una CR «sin recortes altamente partidistas contra los que han advertido los demócratas”.
Con un eventual cierre del gobierno innumerables empleados federales no trabajarían hasta tanto se aprueben los nuevos presupuestos para sus agencias; además, servicios esenciales continuarán de forma ininterrumpida con la incertidumbre de que no sabrán cuándo se realizarán los pagos, como en las fuerzas armadas y de seguridad, al igual que los controladores aéreos.
También se suspenderían muchos servicios públicos, como los parques nacionales, la investigación científica, al igual que la entrega de préstamos para pequeños negocios o la aprobación de contratos gubernamentales.
“Un cierre del gobierno podría afectar todo, desde la seguridad alimentaria hasta la investigación del cáncer y los programas Head Start para niños”, advirtió Biden cuando se pensaba que sobrevendría el caos de no existir acuerdo antes del límite del pasado 30 de septiembre.
La aprobación entonces a contrarreloj de la CR dio un nuevo aire hasta el 17 de noviembre.
Al menos por 21 ocasiones ocurrieron los cierres del Gobierno en Estados Unidos desde 1976, el más largo en 2019 durante la administración del presidente de turno, Donald Trump.
El shutdown se extendió por 34 días y la razón fue la de siempre: falta de acuerdo