Los bajos ingresos, el aumento del costo de vida y los altos niveles de deuda llevaron a millones de británicos a la indigencia en 2022, dice una organización benéfica del Reino Unido.
Casi cuatro millones de personas, entre ellas más de un millón de niños, en Gran Bretaña experimentaron la forma más extrema de pobreza el año pasado, según un estudio reciente publicado por la Fundación Joseph Rowntree (JRF), una organización local de cambio social.
Según la organización benéfica, el número de británicos que sufren “indigencia” aumentó un 61% entre 2019 y 2022, con 3,8 millones de personas atravesando estos niveles de pobreza.
La “indigencia” se define como la incapacidad de satisfacer las necesidades físicas básicas, como mantenerse alimentado, abrigado, limpio y seco, ya sea por falta de elementos esenciales (como ropa, calefacción, vivienda y alimentos) o porque los ingresos son tan bajos que las personas no pueden permitirse el lujo de comprar estos artículos.
Los ingresos de los hogares cayeron por debajo de un nivel mínimo después de los costos de vivienda, que van desde £95 ($115) por semana para un adulto soltero hasta £205 ($249) por semana para una pareja con dos hijos. Más de la mitad de los hogares indigentes tenían un ingreso semanal de menos de £85 después de los costos de la vivienda, concluyó el estudio, y agregó que una cuarta parte no reportó ningún ingreso.
El número de niños “indigentes” casi se ha triplicado desde 2017, lo que supone un aumento espectacular del 186%.
Los adultos de todo el país informaron que con frecuencia no podían hacer más de una comida al día y dijeron que a menudo se veían obligados a prescindir de ella para asegurarse de que sus hijos pudieran comer. Alrededor de dos tercios de los encuestados (61%) dijeron que habían pasado hambre durante el último mes, ya que habían dependido de bancos de alimentos o de familiares para comprar alimentos.
Más de la mitad de los adultos indigentes (51%) carecían regularmente de productos de higiene y limpieza, además de artículos de tocador como champú y pasta de dientes, y reportaron una gran dependencia de los bancos de alimentos para estos artículos.
La mayoría de los adultos encuestados no podían permitirse ropa ni calzado y afirmaban que sólo compraban ropa nueva que era necesaria, como uniformes escolares y zapatillas deportivas para sus hijos.