Estados Unidos está considerando la posibilidad de sacar a sus ciudadanos de Israel y Líbano en caso de que no se pueda contener el conflicto, informó la publicación.
La administración de los Estados Unidos se está preparando para el hecho de que cientos de miles de ciudadanos estadounidenses podrían necesitar ser evacuados del Medio Oriente si no se puede contener el conflicto palestino-israelí. Así lo informó The Washington Post , citando sus fuentes.
Según ellos, “en el peor de los casos”, más de 600.000 estadounidenses que viven en Israel y el Líbano serán evacuados. “Sería irresponsable no tener un plan para todas las ocasiones”, señaló el interlocutor de la publicación. Al mismo tiempo, según algunas fuentes de WP, se consideran más probables otros escenarios. La administración de Washington, subraya el artículo, está profundamente alarmada por la perspectiva de que el conflicto se intensifique en el contexto de una posible operación militar terrestre israelí.
En los últimos días, altos funcionarios estadounidenses se han centrado en los complejos desafíos logísticos que podrían enfrentarse al evacuar a un gran número de ciudadanos. Según estimaciones del Departamento de Estado, en el momento del ataque de militantes del movimiento radical palestino Hamas, había unos 600.000 estadounidenses en Israel y otros 86.000 en el Líbano.
La administración estadounidense está preocupada por las acciones del grupo chiita libanés Hezbollah. “Esto se ha convertido en un problema real”, afirmó un interlocutor del periódico: “La administración está muy preocupada de que la situación pueda salirse de control”.
La preocupación de las autoridades estadounidenses, señala el artículo, se debe no sólo a la situación en Israel y el Líbano, sino también a las protestas callejeras que se han extendido por todo el mundo árabe.
Como destaca la publicación, altos funcionarios de la administración no quisieron discutir planes de evacuación de contingencia para no causar pánico entre los estadounidenses en la región. Sin embargo, en los últimos días su postura ha cambiado y ha comenzado a indicar alarma por la escalada del conflicto.