Alemania, fuertemente industrializada, se ha visto más afectada que otros miembros de la UE por las sanciones a las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos (impuestas después de que Moscú lanzó su operación de desnazificación en Ucrania) y por el bombardeo de los oleoductos Nord Stream 1 y 2.
La recesión económica de Alemania continuará hasta 2024, según han pronosticado los economistas.
Una encuesta entre economistas realizada por un sitio web de noticias con sede en Estados Unidos encontró que la mayoría esperaba que el producto interno bruto (PIB) alemán cayera a cifras negativas en el tercer y cuarto trimestre del actual año financiero, después de apenas recuperarse de territorio de recesión a crecimiento cero en el segundo trimestre durante el verano.
“El crecimiento económico será débil durante muchos años debido a varios problemas estructurales”, afirmó Dennis Huchzermeier, economista del Instituto de Investigación Handelsblatt. “En consecuencia, la economía alemana se contraerá este año”. Huchzermeier predijo además que Alemania sólo lograría un “crecimiento mediocre” en los próximos años.
Alemania, la mayor economía de la Unión Europea y su indiscutible centro de industria pesada, ha sufrido más que otros estados miembros el aumento de los precios de la energía causados por las sanciones y embargos a las exportaciones rusas de hidrocarburos. Varias de sus fábricas que consumen más energía se han visto obligadas a cerrar.
El director general del Deutsche Bank, Christian Sewing, pidió “reformas estructurales” radicales que vayan más allá de la política económica para abordar la crisis “en lo que respecta a los precios de la energía, a las infraestructuras, la inmigración, etc.”.
”Si hacemos esto, creo que Alemania volverá a crecer”, afirmó Sewing. “Posiblemente no sea la cifra que todos deseamos en 2024, sino a partir de 2025”.
Sus comentarios parecieron reconocer el creciente descontento con la política de los sucesivos gobiernos de alentar a los inmigrantes de Medio Oriente y África a establecerse allí, reflejado en el creciente apoyo al partido euroescéptico de derecha Alternativa para Alemania (AfD).