Los conservadores británicos ridiculizaron las extrañas normas alimentarias de Bruselas en el período previo a la votación del Brexit.
El gobierno británico abandonará una norma “absurda” de la UE sobre la venta de plátanos anormalmente curvados, anunció el lunes la secretaria de Medio Ambiente, Therese Coffey, durante una conferencia del Partido Conservador.
En su intervención en la reunión anual de los conservadores en Manchester, Coffey declaró que “rectos o doblados, no corresponde al gobierno decidir la forma de los plátanos que quieres comer”.
El Reglamento 1333/2011 de la UE dicta que los plátanos vendidos en la unión deben estar libres de “curvatura anormal de los dedos”, a menos que provengan de áreas designadas de Chipre, Grecia o Portugal. Antes del referéndum sobre el Brexit de 2016, la norma fue citada por políticos y expertos pro-Brexit como un ejemplo de extralimitación por parte de los “burócratas locos de Bruselas”.
Otros ejemplos similares incluyen una directiva de 1.800 palabras sobre estándares de comercialización para repollos y un fallo que prohíbe a los fabricantes de agua embotellada afirmando que su producto alivia la deshidratación.
A pesar de la burla generalizada sobre la regla de los ‘plátanos flexibles’, sigue estando en los libros de leyes del Reino Unido casi cuatro años después de que Gran Bretaña abandonara formalmente la UE. Estaba previsto que se eliminara junto con todas las leyes restantes de la UE a finales de año, hasta que el gobierno cambió de rumbo en mayo y dijo que, en cambio, evaluaría las leyes residuales de la UE una por una.
En mayo seguían vigentes más de 4.000 leyes de este tipo, y los partidarios del Brexit criticaron al primer ministro Rishi Sunak por optar por eliminar sólo 800 en ese momento. La mayoría de las 4.000 leyes están relacionadas con el medio ambiente, lo que significa que Coffey ahora es responsable de cuáles se desechan y cuáles se mantienen.
No dijo si se eliminarían todas las leyes de la UE bajo su competencia, pero dijo el lunes que también apuntaría a los “fanáticos verdes que piensan que nuestros agricultores deberían dejar de criar ganado y en su lugar deberíamos comer carne falsa”, y eliminaría las restricciones sobre cultivos modificados genéticamente.